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lunes, 3 de julio de 2017

¿Qué podemos hacer para tener nuestras defensas altas?
1- Respetemos a nuestro cuerpo: cuando tenemos un proceso infeccioso agudo (por ejemplo gripe), no se trata de “tomar una pastillita” y continuar como si no pasara nada, con la agenda por delante. Debemos escuchar el mensaje de nuestro cuerpo que nos dice: no comer y descansar. O sea, REPOSO y AYUNO. Si seguimos comiendo y actuando como si nada en pos de seguir siendo operativos, toda la energía requerida para defendernos será desviada a otras funciones innecesarias en ese momento, lo cual debilitará nuestras defensas y probablemente la enfermedad se complique. Si a esto le sumamos el tomar medicamentos que suprimen los síntomas (corticoides, antiinflamatorios no esteroideos, antihistamínicos), actuaremos de manera incauta entorpeciendo el accionar del que realmente sabe lo que debe hacer: nuestro cuerpo. Jamás debe bajarse la temperatura de rutina, ya que la fiebre es un complejo mecanismo que posee el cuerpo para defenderse, resultado de complejos mecanismos biológicos desarrollados en millones de años de evolución. Resultado: el sistema inmune no logra cumplir correctamente las funciones para las que ha sido entrenado, y la infección se propaga y complica con el mismo microorganismo u otro oportunista (por ejemplo neumonía a partir de una gripe). Además, en caso de afecciones que pueden reaparecer, la pobre memoria inmunológica que queda registrada no impedirá a futuro una nueva infección, como es el caso de los niños que se pasan gran parte de su primera infancia con faringitis y otitis a repetición.
La HOMEOPATÍA no hace más que restablecer el equilibrio de la energía vital proporcionando al cuerpo la información que le está faltando, para que pueda cumplir la función para la que ha sido preparado, por eso nunca actúa en contra sino a favor de la curación, alineada don los conceptos hipocráticos de “PRIMUM NON NOCERE”, y “VIS NATURAE MEDICATRIX” HIPÓCRATES, el padre de la Medicina fue el primero que reconoció que en todo individuo existe una fuerza reparadora o “vis medicatrix natura“. Para la Escuela Hipocrática, la enfermedad sería una reacción por la conservación de la salud en respuesta a una agresión externa o interna. El objetivo del médico es ayudar al organismo a restablecer ese equilibrio de forma natural mediante el reposo, el sueño, el ejercicio, la nutrición, la interpretación de los síntomas y la prescripción de medicamentos. La prescripción de medicamentos sólo se hace en caso considerarse necesario, pero sin oponerse a la reacción curativa del propio paciente y evitando causar daño. De ahí se desprende otro aforismo, “Primum non nocere” (lo más importante es no perjudicar), aludiendo a que cuando elegimos cualquier método terapéutico evitemos hacer tanto o más daño que la enfermedad en sí misma. Samuel HAHNEMAN toma de Hipócrates muchos conceptos que fueron fundamentales para desarrollar la homeopatía, entre ellos los mencionados anteriormente. Si queremos un restablecimiento de la salud sostenido y duradero, debemos colaborar con esta fuerza (Vis Medicatrix Naturae) y no oponernos. La homeopatía fortalece los mecanismos de reparación y hace que el cuerpo se mantenga sano, con las defensas altas. La persona que está haciendo tratamiento homeopático se enferma menos en relación a su entorno, y -en caso de contraer un cuadro infeccioso-, éste suele ser menos intenso que lo esperado habitualmente, y finalizar en una pronta recuperación.
2- Reducir el estrés: Establecer las prioridades de nuestra vida en los diferentes ámbitos, y proponernos obtener los resultados deseados siempre que las elecciones que hagamos para ello no vayan en contra de nuestra salud. En caso de ser así, debemos replantearnos el camino elegido, y buscar ayuda efectiva para elegir un nuevo rumbo en concordancia con lo que nuestro cuerpo y mente necesitan para estar equilibrados. La homeopatía produce (independientemente del motivo de consulta) un cambio interno que hace que la persona se sienta más serena y tome decisiones apropiadas para lograr un estado de bienetar integral. Tengamos en cuenta además que si no podemos cambiar una situación quizá si podemos cambiar el enfoque, y lo que antes era un problema puede ahora ser una gran oportunidad para aprender, transformarnos y generar cambios en el entorno (para eso puede ser de gran ayuda un coach ontológico, quien facilita procesos de aprendizaje transformacional)
3- Alimentación saludable:
1- Beber agua pura o jugos naturales en cantidad suficiente, eliminando los jugos envasados, jugos en polvo, gaseosas y aguas saborizadas.
2- Consumir a diario frutas y verduras, preferentemente orgánicas y de estación.
3- Eliminar las harinas y cereales refinados (arroz blanco, harina blanca, fideos blancos, etc.), reemplazándolos por harinas y cereales integrales. Dentro de los cereales, evitar el trigo por ser mucógeno y alergénico de por sí, a lo que se suman los problemas ocasionados por el trigo transgénico que es el utilizado en nuestro país. Evitar también el maíz, que está manipulado genéticamente. Escoger otros cereales integrales y sin modificar genéticamente; entre ellos quinoa, amaranto, arroz integral, mijo pelado para consumo humano, sarraceno, cebada perlada (este último no es apto para celíacos, el resto sí).
4- Reducir el consumo de proteína animal, e incorporar a cambio legumbres y otros alimentos ricos en proteína vegetal como son las algas marinas y semillas oleaginosas como almendras, girasol, avellanas, nueces (que además aportan grasas saludables).
5- Reducir el consumo de lácteos: tienen gran potencial mucógeno y alergénico. Aquellos supuestos beneficios en los que se basa la prescripción de estos productos también pueden obtenerse del reino vegetal, pero sin los múltiples problemas que ocasionan la leche y derivados, sobre todos los industrializados.
6- Reemplazar la sal común (que tiene alto contenido de sodio) por sal andina (altamente rica en minerales y oligoelementos, con un porcentaje mucho menor de sodio que la sal de mesa)
7- Reemplazar el azúcar (que roba nutrientes) por miel o azúcar integral mascabo; o bien por edulcorantes naturales como hojas de stevia. El azúcar blanco es un “gran ladrón del organismo”, ya que cada vez que ingerimos sacarosa, para su metabolización consumimos reservas orgánicas de aminoácidos, vitaminas y minerales (muchos de los cuales juegan un rol fundamental en la actividad del sistema inmunitario).
8-Utilizar aceites extra vírgenes, envasados en vidrio preferentemente.
4- Realizar actividad física: aumentamos la oxigenación, reducimos el nivel de estrés, descargamos tensiones y favorecemos la eliminación de toxinas.
5- Algunos aliados naturales:
A) Sustancias que inhiben la proliferación microbiana ·
Echinacea: gran estimulador del sistema inmunitario, contribuye a aumentar la cantidad de glóbulos blancos y a bloquear la acción de virus, bacterias y hongos; lo que la convierte en muchos casos en una verdadera alternativa a los antibióticos sintéticos. Gran capacidad antiinflamatoria y cicatrizante. En cuadros infecciosos respiratorios, contribuye a disminuir fiebre y mucosidad.
. Melisa: posee alto contenido de timol, con propiedades antibacterianas.
· Tomillo: el alto contenido en timol le confiere potentes propiedades antimicrobianas. Ideal para las afecciones respiratorias. En uso externo es desinfectante y cicatrizante.
· Jenjibre: capacidad antibacteriana, fundamentalmente contra E. Coli y H. Pylori, pero a la vez favorece la proliferación de lactobacilos benéficos para la flora intestinal. Reduce la tos.
· Propóleo: entre otras propiedades: antibacteriano, antimicótico, antiparasitario, antiinflamatorio, antioxidante, analgésico, anestésico, antiviral, epitelizante, estimulante de la inmunogenesis, y termoestabilizador.
· Ajo (allium sativa): uno de los mejores bactericidas (gracias a componentes como aliicina, ajoeno, quercetina, acido cafeico, ácido ascórbico) y antivirales naturales. Ideal para tratamiento interno de enfermedades respiratorias
· Cebolla (allium cepa): Rica en componentes sulfurados ácidos y flavonoides, posee propiedades similares a la del ajo, y además es un buen expectorante
B) Sustancias que favorecen contribuyen a la proliferación y mantenimiento de la flora intestinal, beneficiosa para la salud del intestino y del cuerpo en general. Fermentos: miso, kéfir, rejuvelac. El miso particularmente es rico en glutamina, un aminoácido necesario para la reproducción de linfocitos T y el desarrollo de las defensas del huésped contra los agentes infecciosos.
C) Alimentos con nutrientes específicos que fortalecen el sistema inmune: · Aminoácidos. Son necesarios para la división celular. La división celular es especialmente importante cuando se está enfermo, porque las células necesitan dividirse para reemplazar a las células dañadas y ayudar a montar una respuesta inmune. Comer alimentos ricos en aminoácidos como arginina y glutamina ayudarán en la respuesta inmune y la recuperación.
a. Arginina: Frutos secos (almendras y nueces), verduras (ajos, cebollas, espárragos, pepino, achicoria, lechuga), frutas (bananas, pasas) , cereales (avena, arroz integral, sarraceno, cebada, maíz)
b. Glutamina: Se obtiene de alimentos fermentados como el Miso; frutos secos; verduras como coles, espinacas y perejil crudos (la cocción destruye parte de este aminoácido); avena; germen de trigo ·
Ácidos grasos
a. Ácidos grasos omega 3: mejoran la función de neutrófilos e incrementan la síntesis de inmunoglobulinas. Los encontramos principalmente en semillas de lino, semillas de chía
b. Ácidos grasos omega 6: trabajan en conjunto con los omega 3 evitando una respuesta inflamatoria excesiva o muy leve. Como trabajan en conjunto, una proporción de 3:1 (3 de omega 6 por 1 de omega 3) sería óptima. El problema es que el exceso de consumo de aceites vegetales con omega-6, tales como aceites de soja, maíz y girasol que se encuentran presentes en muchos alimentos procesados, rompe el equilibrio por el consumo excesivo de ácidos grasos omega-6, generando inflamación por la elevada producción de citoquinas. En la dieta tipo actual, la relación de desequilibrio puede estar en torno a 15:1, o incluso a 30:1 en favor de los ácidos grasos omega-6.
Además de los aceites vegetales, lo encontramos en granos enteros y semillas · Minerales/oligoelementos
a. Zinc: Gran antioxidante. Aumenta las defensas y colabora con la curación de infecciones. Acorta tiempos de enfermedad, y mejora la recuperación en caso de resfriados o catarros. El zinc encuentra en legumbres, cereales integrales (arroz integral, avena, centeno) nueces, semillas de zapallo, sésamo. También en espinacas, aloe vera, repollitos de bruselas y lechuga.
b. Selenio: Es otro oligoelemento ampliamente distribuído, con función antioxidante que al cuidar nuestras células ayudan a prevenir enfermedades, raramente hay un déficit de este elemento en nuestra dieta. El selenio se encuentra en nueces, pistachos, semillas de zapallo y de zaragatona, y cereales integrales (especialmente maíz y avena), fenogreco, lentejas, todas las verduras en diferente proporción (especialmente pepino y ajo). ·
Vitaminas
a. Vitamina C: por su función antioxidante que neutraliza el efecto de los radicales libres del oxígeno y evita los daños del estrés oxidativo, favorece la prevención de enfermedades así como también, acelera la recuperación. La vitamina C se encuentra en frutas cítricas, kiwi, maracuyá, pimiento, brócoli, repollo, berro, papaya.
b. Vitamina E: también por su función antioxidante ayuda a reforzar las defensas del organismo, sobre todo, previene enfermedades al cuidar la estructura de las células del organismo. Se encuentra en aceites vegetales sobre todo y semillas. También (en mucha menor proporción) paltas y manzanas