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miércoles, 21 de diciembre de 2011

DIGESTION DE LOS ALIMENTOS

                                 DIGESTION  DE LOS ALIMENTOS

En rigor fisiológico hay tres digestiones: la bucal, la gástrica y la intestinal, íntimamente enlazadas como los eslabones de una cadena.
La digestión bucal o masticación e insalivación de los alimentos tiene por objeto reducirlos a consistencia pulposa, rompiendo y ablandando las partes duras, neutralizando o diluyendo los constituyentes irritantes por lo ácido y evitar la entrada en el estomago de sustancias perjudiciales por lo defectuosamente preparadas para la digestión estomacal.
Por lo tanto, la completa masticación es indispensable no solo porque convierte en papilla los manjares, sino porque mientras dura la masticación, va ejerciendo su influencia química la saliva, cuyo principio activo, la tialina, convierte la fécula o almidón en dextrina soluble.
Además los alimentos resultan mucho más agradables cuando se mastican detenida y completamente, pues solo en estado pulposo activan a las papilas nerviosas de la lengua, donde reside el instrumento transmisor de las sensaciones sápidas.
Algunas formas de almidón, como las del centeno y del maíz, ceden mucho más fácilmente a la acción  de la saliva que las féculas de la papa y de los vegetales crudos, cuya celulosa cubre los granos y es necesario que la masticación  los quebrante para que accione la saliva y el mismo efecto retarda torio produce  el ácido tánico del té y la teobromina del cacao, aunque por otra parte hay en estos casos mayor afluencia salival.
La saliva tiene algunas propiedades higiénicas, aunque la humana no llega al extremo de ser bactericida como lo es hasta cierto punto la de las glándulas parótidas de algunos rumiantes, especialmente la de las cabras.
Conocida es la instintiva propensión de los perros y gatos a lamerse las heridas.
La saliva se torna ácida en enfermos de diabetes, cáncer de estómago, anemia perniciosa, ictericia, leucemia y a veces en la clorosis.
El sentido del gusto recibe varias influencias que modifican su agudeza.
Mientras el alimento está en digestión bucal, no solo se mastica e insaliva sino que se saborea, y la intensidad del sabor está en razón directa  de la masticación e insalivación, y cuando mejor se saboree un manjar por lo bien masticado e insalivado, en mejor disposición estarán por reflejo nervioso los órganos del aparato digestivo para cumplir normalmente su función. De aquí el adagio popular  según el cual lo que se come con gusto no hace daño, aunque solo expresa este adagio una parte de la verdad, pues se han de salvar los desordenes de la gula, las malas combinaciones y otros aspectos de una correcta alimentación de la cual ya Ud. a estas alturas está en conocimiento. También el sentido del gusto regula en cierto modo el proceso de la digestión, porque generalmente sucede que cuando el cuerpo está saciado de determinado manjar lo repugna, le disgusta, no tiene ya el agradable sabor que excitaba el apetito, y decimos que empalaga.
Así sucede con el abuso de los dulces o de cualquier otro manjar que se le diera a un individuo como exclusivo de su dieta.
Los apremios de la agitada vida moderna mueven a muchas personas a comer de prisa, sin masticar ni insalivar bien los alimentos, engulléndolos como perros la carne, a grandes bocados, de suerte que los trozos enteros de manjares amiláceos entran en el estómago sin la debida transformación.
Por otra parte, el píloro, cuyo funcionamiento regula la salida de los alimentos del estómago, sólo deja pasar sin dificultad los convertidos homogéneamente en quimo,  los grumosos o no transformados pasan con mucho esfuerzo, rozando ásperamente el píloro, y de aquí la frecuencia con que se forman en este orificio estomacal ulceraciones corrosivas que provocan importantes complicaciones.
Ejemplo de ello, nos ofrece la historia de Napoleón, quien siempre comía apresuradamente, tragando más bien que deglutiendo los alimentos apenas masticado, y murió precisamente de una úlcera en el píloro antes de los  60 años de edad.
La observación por medio de rayos X ha evidenciado que cuando una porción voluminosa de alimento mal masticado llega al píloro a impulsos de las contracciones peristálticas del estómago y no encuentra el paso expedito, porque su volumen excede de la potencia elástica del esfínter pilórico, sucede que se contrae espasmódica mente por la violencia que se le hace, y si la contracción dura mucho, se retarda considerablemente la salida del contenido gástrico , al tiempo que aumenta la acidez del jugo gástrico, con riesgo de que fermente el quimo.
Además cuando el bolo alimenticio procedente de la digestión bucal está bien impregnado de saliva provoca por reflejo más copioso aflujo de jugo gástrico, y resulta más fácil la digestión estomacal.
La completa masticación aprovecha íntegramente las excitaciones alimentarias y el máximo de energía potencial del alimento. Por mucho que coma una persona, no le hará todo el provecho que pudiera si no mastica e insaliva completamente los alimentos, mientras que quien los mastique  bien podrá sustentarse con menos ración alimenticia, porque un alimento bien masticado está ya medio digerido.
Comer a dos carrillos permite un mejor resultado o doble efecto, pues si se mastica por un solo lado, quedan ociosas las papilas linguales del contrario y disminuye la secreción de la correspondiente glándula salival. Conciliándose la mecánica e higiene alimentaria con las reglas de urbanidad masticando alternativamente los bocados por uno y otro carrillo, pero nunca los dos a la vez y siempre con la boca cerrada.
Habiendo también comprobado que el efecto de una buena masticación tiene sus beneficios terapéuticos mas allá que la de obtener una buena digestión y asimilación de los alimentos. Habiendo comprobado que para que el estómago funcione adecuadamente en su proceso de peptonización es necesario que todos los alimentos sin excepción permanezcan largo tiempo en la boca .Igual criterio se debe de tener con los líquidos como la leche y zumos de frutas que deben de tomarse a sorbos permitiendo su insalivación necesaria.
Hoy se sabe que el acto de masticar estimula la función cerebral por mecanismos nerviosos que recientemente se están descubriendo.
Muchos de mis pacientes que cambiaron su estilo en la forma de masticar, mejoraron su salud.
Cuando mejor Ud. mastique e insalive los alimentos, más intensa será la sensación de gusto que recibirá de los mismos, lo que no solo le satisfacerá más, sino que también estará formando un bolo alimenticio convenientemente preparado para que se efectúe con mayor facilidad y rapidez la digestión gástrica. Y mayor será la cantidad de sustancias nutritivas y termogénicas que  sus órganos digestivos podrán extraer.
Siendo la saliva al momento de masticar mucho más activa por su alto contenido en Ptialina que la secretada en otras circunstancias.
Constituyendo un acto contrario a la salud el de masticar goma de mascar u otros productos  ya que agotan las glándulas salivales al tiempo que reducen su concentración de ptialina con el consecuente deterioro del proceso explicado.
La acción de la saliva no termina en la boca. Prosigue durante la digestión estomacal hasta que el quimo está lo bastante ácido para detener la actividad de la ptialina. La ptialina recobra su actividad en la digestión intestinal.
Todo lo que debilite la formación y actividad de la ptialina va en desmedro de este
Importante proceso. El habito de masticar hojas de coca, el de fumar tabaco, marihuana, consumo inmoderado de café, té, mate, vinagre y fuertes condimentos, se mencionan como responsables.

Digestión Gástrica y digestión intestinal

Así como mediante la perfecta digestión bucal se protege al estómago, así también la completa digestión gástrica, protege al intestino, pues las investigaciones han demostrado que la digestión intestinal y  la subsiguiente absorción no pueden efectuarse normal y provechosamente si el quimo no viene perfectamente elaborado del estómago, de la propia suerte que no se podrá formar un quimo homogéneo si no viene preparado el bolo alimenticio de la digestión bucal.
Vemos, pues, que boca, estómago e intestino delgado son tres eslabones indisolublemente unidos de la cadena de la función digestiva.

Los actos funcionales del estómago son principalmente seis, a saber:
1°. Servir de depósito.
2°. Reducir a quimo el bolo alimenticio.
3°. Esterilizar parcialmente las materias reducidas.
4°. Regular la temperatura del quimo.
5°. Absorber ligeramente algo de quimo.
6°. Establecer un equilibrio osmótico entre el quimo y la sangre.
La palabra almuerzo  proviene del árabe y significa el bocado. Se debe de entender en el sentido de nunca cargar demasiado el estómago, pues la abundancia trae dificultades mecánicas por el peso inducido.
Además, se inutilizan algunos constituyentes de los alimentos a causa de que los tejidos no pueden  asimilárselos. Sabemos por fisiología que la capacidad del estómago humano varía notablemente según el individuo y aun en el mismo individuo según la etapa de la vida.
Por término medio puede calcularse que en el estómago cabe cómodamente, sin violenta dilatación, un kilogramo de materia sólida o en papilla.
En cuanto a líquidos puede contener hasta un par de litros.
Se desperdicia mayor cantidad de constituyentes nutritivos cuando se come mucho de una sola vez, que cuando se distribuye la cotidiana ración en diversas porciones de cantidad y tiempo.
La segunda función del estómago es reducir a quimo  el bolo alimenticio que le proporcionó la digestión bucal. Esta reducción se efectúa por la doble influencia del jugo gástrico y del mecánico movimiento de batidora que efectúa el estómago. Es notable la analogía entre la digestión bucal y la digestión estomacal.
En la bucal hemos visto dos actos simultáneos: uno químico, el de la saliva, y otro mecánico, el de la masticación. En la digestión estomacal vemos asimismo dos actos simultáneos: uno químico, el del jugo gástrico; y otro mecánico, el movimiento peristáltico de las paredes del estómago, que obran como una enorme mandíbula  sin dentadura.
Antiguamente se creía que la secreción del jugo gástrico estaba provocada por el estímulo que el bolo alimenticio ejercía en la mucosa estomacal; pero  desde las experiencias de Pawlow se demostró que no hay tal cosa, sino que los factores estimulantes son  de índole psíquica y química, pero no mecánica.
El factor psíquico está íntimamente relacionado con las sensaciones de apetito y hambre. No es fácil definir exactamente estas dos sensaciones aunque pudiéramos decir que el apetito es el deseo  y el hambre la necesidad  de alimento.
La sensación de placer o de expectación de un placer acompaña siempre al apetito, mientras que más bien es penosa la sensación de hambre. El apetito se relaciona más particularmente con el estómago y tiene su asiento en la corteza cerebral. El hambre pareciera estar relacionada con las necesidades nutritivas de los tejidos.
Los experimentos muestran que el apetito es el más poderoso excitante de la secreción del jugo gástrico. La vista, el olor  y aun el recuerdo de un manjar agradable, si hay apetito, hacen afluir la saliva a la boca y sin el más leve estímulo mecánico provocan la secreción del jugo gástrico, cuyo flujo puede durar hasta cuatro horas.
Muy importante en la dietética es la consideración de la saciedad, sinónima de hartura o satisfecha, cuando el organismo, más prudente en su subconciencia que el individuo en su conciencia, avisa que ya no puede más.
De un hartazgo arriesga derivar una indigestión y de la indigestión un ataque cerebral, según las condiciones que fisiológicas en que se halle a la sazón el organismo. La persistencia de estas malas prácticas acarrea no solo un riesgo directo a la salud sino que desarrollan un hábito que lleva a la obesidad, enfermedad que engloba una multiplicidad de enfermedades asociadas.
Tener presente el aforismo  según el cual: “no se vive de lo que se come sino de lo que se digiere”, y así es que por mucho que coma el individuo, solo tomará y se asimilará lo que verdaderamente necesite. Otro peligro lo constituye la dilatación del estómago, cuyas fibras sufren extremas tensiones al contener la víscera mayor volumen del que consiste el límite de elasticidad.
El factor químico de la secreción de los jugos gástricos depende de los constituyentes químicos de los alimentos; pero el estímulo químico no es general, sino específico, de modo, y esto es lo admirable, que cada constituyente provoca en el jugo gástrico la preponderancia de los ingredientes que requiere su particular digestión.
Así, la carne provoca la secreción de un jugo gástrico muy abundante, pero escaso en fermentos, mientras que el pan excita escasa cantidad de jugo gástrico, pero muy concentrado y abundante en fermentos; la leche provoca moderada cantidad de jugo gástrico de débil potencia digestiva, pues no la requiere mayor.
Esta capacidad específica de los alimentos para provocar la secreción de jugo gástrico en las condiciones mejor adecuadas a su propia digestión tiene la ventaja de establecer hábitos digestivos que explican la dificultad de pasar repentinamente de uno a otro régimen dietético.
Por ejemplo  una persona que está habituada a alimentarse de frutas y verduras crudas y leche, su estómago se habitúa a la secreción de un jugo con un poder digestivo suficiente a estos alimentos. Si de pronto se altera la dieta con otro tipo de alimentos, tardará algún tiempo en modificarse en sentido apropiado la secreción de jugo gástrico, y, entretanto, puede sobrevenir la dispepsia. Todo esto especialmente si se está habituado a consumir alimentos saludables y se pasa a otros no saludables.
Pawlow demostró que si se altera la dieta de un animal, se observa que los fermentos del jugo gástrico se van acomodando cada día más y más a la nueva dieta. Si, por ejemplo, se le dan a un perro durante algunas semanas pan y leche exclusivamente, y después se cambia esta dieta por la de carne, que contiene mucha proteína y escaso almidón, se observa un progresivo aumento de fermentos proteicos en los jugos gástricos y pancreático, de suerte que la aptitud para digerir proteínas va aumentando, al paso que disminuye la capacidad de digerir la fécula.
Esta adaptación es más rápida en unos animales que en otros, y cuando se retarda la adaptación sobrevienen trastornos digestivos.
Las grasas restringen la secreción de los jugos gástricos, aunque vallan acompañadas de otros manjares; y ésta es una de las razones de que los alimentos grasos sean de tan difícil digestión, y porqué la leche descremada es más digestible que la entera.
La cantidad de ácido clorhídrico contenido en el jugo gástrico depende de la mayor o menos abundancia de la secreción, y varía constantemente en un mismo individuo. Siendo la causa más común de esta variación el tipo de alimento que se ingiere. Los individuos de régimen híper cárneo tienen el jugo gástrico más ácido que los vegetarianos. Las personas nerviosas también lo incrementan.
La cantidad de ácido clorhídrico presente en el estómago aumenta gradualmente durante las tres cuartas partes del período de la digestión estomacal, y desciende rápidamente durante la última parte del período. El descenso de la acidez se atribuye a la secreción de un jugo débilmente alcalino de la parte piló rica del estómago o a la regurgitación en el interior de  esta víscera de parte del contenido intestinal.
El ácido clorhídrico del primer aflujo de jugo gástrico queda por las bases de los carbonatos y lactatos contenidos en los alimentos, y una vez saturadas estas bases queda libre el resto de ácido clorhídrico del jugo gástrico fluyente. El preciso momento en que esto ocurre depende de la cantidad de alimento existente en el estómago y de la proporción de proteínas que contenga.
En cuanto a la digestión estomacal de la fécula no transformada en la digestión bucal, no cabe duda de que la tialina queda rápidamente destruida por el ácido clorhídrico libre, y la presencia de proteínas en el alimento es favorable a la digestión de la fécula en el estómago.
En los individuos sanos y normalmente constituidos, la digestión estomacal se efectúa subconscientemente, sin que el individuo se dé cuenta; pero si hay trastornos gástricos, la digestión estomacal es penosa a causa de estar desordenada la función motora del estómago, o por la anormal condición de la membrana mucosa, ya sea por extraña sensibilidad a la total acidez del contenido o tan solo a la del ácido clorhídrico libre.
El desorden motor es más frecuente cuando hay úlcera o cáncer en el estómago, y la hipersensibilidad de la acidez aumenta cuando hay hiperestesia de los nervios de la membrana mucosa.
En el caso de causar dolor la total acidez, se agrava esta condición por los alimentos abundantes en proteínas, como la carne, pero si solo causa dolor la acidez libre, convienen los alimentos abundantes en proteínas, porque retardan la aparición del ácido libre.
Así se comprende que los individuos aquejados de una úlcera en el estómago noten recrudecimiento del dolor después de comer carne y que el dolor se mitiga al tomar leche, porque este líquido no sólo neutraliza mucho ácido con las bases que contiene, sino que provoca una moderada secreción de jugo gástrico de muy débil acidez.
En cuanto a los movimientos del estómago se distinguen señaladamente los de la parte del cardias (junto al esófago) y los de la parte del píloro (junto al intestino delgado). Ambos extremos son distintos anatómicamente. El extremo cardíaco o cardias secreta a la par pepsina y ácido clorhídrico, mientras que el extremo pilórico  solo secreta pepsina. El cardíaco tiene escaso poder motor. El pilórico lo tiene intenso. Las dos zonas o porciones del estómago están separadas por una banda muscular que actúa como un esfínter ante pilórico, situado a variable distancia del píloro. Esta banda no se detecta en el cadáver sino tan solo en el organismo vivo. Gracias a este esfínter puede el estómago dar salida a la parte de quimo ya dispuesta a la digestión intestinal y retener la que todavía ha de recibir complementaria acción del jugo gástrico.
La actividad de los movimientos peristálticos del estómago depende en parte de la temperatura de los alimentos ingeridos y en parte de su índole química. El contacto puramente mecánico parece influir muy poco en tales movimientos. Los manjares calientes acrecientan la frecuencia y vigor de la perístasis estomacal e intensifican la acidez del contenido, y por esto son más vigorosos los movimientos a medida que prosigue la digestión.
El lapso transcurrido desde la deglución del bolo alimenticio hasta la primera abertura del píloro, depende principalmente de la consistencia de los alimentos y de la temperatura y reacción digestiva.
El agua y los líquidos no coagulables que no tengan mucha materia sólida en suspensión salen muy pronto del estómago. Así 200 centímetros cúbicos de agua, en un persona sana, solo permanecen hora y media en el estómago, y el mismo tiempo tardan en salir las infusiones y bebidas alcohólicas.
Las infusiones calientes permanecen en el estómago más tiempo que las frías. El agua bien oxigenada (agua de manantial) sale del estómago más pronto que la no aireada o sea aquella guardada en botellas. En cuanto a los alimentos sólidos, su digestibilidad depende más bien de la consistencia que de la calidad. La permanencia de los alimentos sólidos en el estómago no está en relación directa de la cantidad. En el caso de la carne, la adicción de 50 gramos solo prolonga una hora el tiempo requerido para la completa digestión.
Seis veces la cantidad original de carne de vaca solo requiere tres veces más de tiempo para la digestión; y en los fluidos la cantidad original puede quintuplicarse mientras sólo es necesario doblar el tiempo original.
También tiene importancia la composición química de los alimentos.
Los hidratos de carbono comienzan a salir del estómago diez minutos después de la ingestión y al cabo de dos horas ya han pasado al intestino. Las grasas permanecen largo tiempo en el estómago y su descarga es muy lenta.
Lo mismo sucede con las proteínas. Entre los alimentos vegetales la digestibilidad depende de su consistencia y de la cantidad de materias sólidas que contiene.
Así las papas asadas son mas hervidas y éstas más que las fritas. El pan tostado es más digestible que el del horno, y la coliflor en la verdura más digestible.
Otra de las funciones del estómago consiste en la parcial esterilización del bolo alimenticio por la antiséptica acción del ácido clorhídrico del jugo gástrico, aunque esta acción no es muy poderosa y algunos microorganismos la resisten, especialmente los que producen ácidos y otros gérmenes patógenos, como el bacilo de la tuberculosis.
El esterilizante poder del estómago varía machismo según el período de digestión y la índole de los alimentos. Lega al punto máximo al finalizar la digestión, cuando está libre el ácido clorhídrico, y es mucho menor al comienzo de la digestión, cuando el ácido clorhídrico está en forma combinada.
Los alimentos abundantes en proteínas disminuyen notablemente las propiedades antisépticas del jugo digestivo a causa de que fijan el ácido clorhídrico.
Otra importante función del estómago es la de regular la temperatura de lo ingerido.  En este sentido es un protector del intestino que es más sensible a las altas temperaturas. Por ejemplo, cuando inadvertidamente se bebe un trago de un líquido muy caliente, quedaría nocivamente afectado el intestino si lo recibiera con la misma temperatura; pero el estómago lo atempera y evita el daño.
La temperatura ideal de los alimentos es de 37° C., la misma que la del cuerpo.
Las temperaturas extremas deben evitarse porque exceden a la potencia reguladora del estómago... Los límites más seguros son de 10° C a 55° C. Los efectos locales de las temperaturas extremas en el estómago son tan nocivos en frío como en caliente.
La temperatura del agua apropiada para apagar la sed es la de 10° C a 45° C.
Deben evitarse los helados porque provocan dispepsias, cardialgias y dilatación del estómago. La ingesta de bebida fría estando acalorado arriesga provocar por reflejo una congestión pulmonar.
En cuanto al poder absorbente del estómago es casi insignificante y denota una providencial previsión para proteger al organismo, porque neutraliza o elimina las sustancias nocivas antes de que puedan entrar en la sangre.
Las glándulas gástricas no secretan el jugo gástrico en completa formación bioquímica. Se cumple en ellas la ley económica de la división del trabajo, y unas secretan los fermentos pepsina, cuajo y lipasa, otras moco, otras ácido clorhídrico y otras un líquido seroso que sirve de diluyente para regular la acidez y actividad digestiva del jugo gástrico.
Se cree generalmente que este jugo se secreta durante la digestión estomacal, pero hoy sabemos que la secreción es tan continua como la de la saliva, aunque mucho menos ácida que durante la digestión y en menor cantidad.

Sin embargo, no hay secreción gástrica en la gastritis y durante la fiebre.
La inquietud de ánimo y la fatiga mental entorpecen la digestión gástrica.
Las grasas mezcladas con los demás alimentos disminuye la cantidad de jugo gástrico cuyo más poderoso estimulante es una hormona llamada gastrina, que se forma por el contacto del jugo con las proteínas.
El ácido clorhídrico del jugo gástrico es mucho más activo que el de los laboratorios. Los alimentos de procedencia animal determinan mayor grado de acidez que los alimentos vegetales.
La pepsina es un fermento cuya latente actividad despierta al ponerse en contacto con el ácido clorhídrico. Cuando la acidez gástrica es excesiva disminuye la actividad de la pepsina, y lo mismo sucede cuando hay bilis en el estómago.
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La pepsina no prosigue actuando en la digestión intestinal porque la destruye la tripsina, fermento propio del jugo pancreático.
La lipasa contenida en el jugo gástrico es un fermento cuya acción se ejerce principalmente sobre las grasas emulsiona das como la leche, la yema del huevo y la manteca. El cuajo, llamado también fermento LAB o renet sirve para cuajar la leche.
Los experimentos de Carlson han demostrado que los licores amargos, en vez de aumentar la secreción del jugo gástrico como es creencia general, la disminuyen.
El jugo pancreático tiene una composición bioquímica que participa de la naturaleza de la saliva y la del jugo gástrico. Contiene cuatro fermentos: la tripsina, que digiere las proteínas; la lipasa que saponifica las grasas; la amilasa que convierte la dextrina en maltosa; el cuajo que coagula la leche. Los ácidos estimulan la secreción del jugo pancreático. También la estimulan los álcalis, pero tan solo en cantidad o volumen, pues aminoran su actividad, y lo mismo hace el ácido clorhídrico.
La tripsina o fermento del jugo pancreático complementario de la pepsina, tampoco es activo en el momento de la secreción. Necesita ponerse en contacto con la bilis para cobrar actividad.
La amilasa del jugo pancreático es mucho más activa  que la tialina de la saliva y es capaz de digerir fécula cruda. De aquí que toda fécula y almidón de los alimentos, todos los hidratos de carbono se digieran sin dejar residuos en las heces, lo cual es un inconveniente, porque el colon necesita algo de azúcar para provocar la formación de ácido láctico e impedir el desarrollo de bacteria pútrida.

El régimen crudívoro, sin las exageraciones de los extremistas, tiene por fundamento esta circunstancia, pues los vegetales feculentos ingeridos en crudo, dejan siempre algo de azúcar en los intestinos gruesos. Lo mismo sucede cuando se comen los cereales a medio cocer.
La hiperclorhidria entorpece la actividad de la amilasa y de la tripsina del jugo pancreático cuya secreción disminuye notablemente en los diabéticos. El jugo intestinal contiene cinco fermentos: la erepsina, que completa la digestión de la proteína; el cuajo que coagula la leche; la maltasa, que convierte la maltosa en dextrosa; la lactasa que convierte la lactosa en glucosa; la sucrasa, que convierte la sacarosa en invertosa, y la entero cinasa que intensifica la actividad de la tripsina.
La válvula ileocecal puede considerarse como un segundo píloro, porque se mantiene cerrada mientras dura la digestión y absorción intestinal, y se abre para dar paso a los desechos, y vuelve a cerrarse a fin de que no retrocedan al intestino delgado las materias fecales.
Al pasar estas materias al intestino ciego a través de la válvula ileocecal, contienen las nueve décimas parte de agua, de las que las dos tercera partes quedan  absorbidas en el ciego, de modo que si no hay diarrea, pasan al colon en consistencia unas veces pastosas, otras duras y en ocasiones casi pétreas según la índole de los alimentos y las circunstancias en que se ha desenvuelto el proceso de la digestión. El colon se mueve peristálticamente o sea contrayéndose y dilatándose alternativamente para empujar las materias fecales hacia el recto.

Cuando las heces son duras y la perístasis del colon  es débil, sobreviene el estreñimiento, cuyo más grave peligro está en que por la excesiva permanencia de las heces en el colon, se pudren y la mucosa absorbe los productos pútridos que intoxican la sangre.

DR. JUAN CARLOS SCHURIG TERRAF
 TUCUMAN
 ARGENTINA
4229832

LACTEOS Y SALUD

  EFECTO DE LOS LÁCTEOS EN NUESTRA SALUD:

Estamos entrando en un terreno de la alimentación humana que chocará frontalmente, no solo con las costumbres adquiridas, sino también con aspectos filosóficos de gran envergadura como es la  filosofía Ved anta, donde la vaca como productora de leche está ligada a la salud y la religión.
Cuando antiguos y sabios naturistas expresaban que: “El único animal que toma leche de otra especie e inclusive siendo adulto es el hombre”, a lo que agregaban:
¡“esto no puede ser!”; ellos querían mostrarnos la incongruencia humana con la que también estamos rompiendo  las normas o leyes de la naturaleza.
Por anatomía comparada se ha demostrado que somos vegetarianos, debiéramos comprender que nada que no provenga del reino vegetal nos pertenece como alimento a nuestra condición de vegetarianos.
Por otra parte si a ello le sumamos el hecho real de que nuestras vacas se encuentran tan “explotadas” como todos los animales de uso “doméstico” que el hombre pone a su servicio de manera caprichosa y comercial, entenderemos que de la explotación y sacrificio de las vacas, no puede salir nada bueno para el  cuerpo ni para el espíritu.
Como no hay mayor ciego que el que no quiere ver, y hoy día la ceguera proviene de la fuerza que emana del mundo material explotado a la máxima expresión por la industria, este tema puede resultar controvertido para muchos materialistas e incluso espiritualistas que quieran seguir pensando igualmente que antes, o simplemente rendirse ante la fuerza de la “Era de Hierro” en la que vivimos atrapados todos.
No me ofrezco como salvador de nadie, pero las más sencillas y obvias verdades son a veces las más difíciles de admitir, estando muchas veces la sociedad edificada sobre falsas verdades que enorgullecen a muchos sobre las cuales han construido sus vidas.
Como médico de muchos y de mi mismo pude comprobar el efecto de los lácteos en detrimento de la salud.
Al volverme vegetariano, pasé a consumir mayor cantidad de lácteos y mi salud no se vio beneficiada substancialmente. Cuando dejé de consumir lácteos los efectos fueron evidentes a partir del tercer mes, cuando comenzaron a desaparecer mis molestias de alergia nasal que padecía desde hace años. Hoy con orgullo puedo decir que al “aconsejar” eliminar los lácteos de la dieta de  mis pacientes, consigo la curación de múltiples dolencias con mínimo esfuerzo medicamentoso natural.
Enfermedades diversas del aparato respiratorio, digestivo, genitourinario, mamaria, alérgicas, cardiovasculares y otras degenerativas, se ven incrementadas y estimuladas por los lácteos.

En los EE.UU. se consumen más productos lácteos que en todo el resto del mundo.
Si los productos lácteos son un alimento tan bueno, lo razonable sería esperar que tuvieran el más alto índice sanitario. Por el contrario el obrero norteamericano medio  ocupa el primer lugar en el mundo en cuanto a enfermedades degenerativas
(Informe de Richard o. Keeler, director del programa del Presidents Council on Psycal Ftness, aparecido en los Ángeles Time en abril de 1.981.)
Por otra parte se ha constatado de que los pueblos más consumidores de leche entre los que se encuentran EE.UU. Holanda, Francia, India; se encuentra el mayor número de personas afectadas de osteoporosis, por el contrario provincias Chinas donde no existe animales de ordeñe casi no se conoce esta enfermedad.
La leche es un alimento políticamente contaminado, ya que la industria lechera recibe subsidios (lo cual significa que la financian los contribuyentes), por sumas millonarias. Hoy la demanda en EE.UU. está disminuyendo substancialmente, a medida de que se pone de manifiesto que no son alimentos perfectos, como una vez se los consideró.
Pero la producción continúa. Y pueden estar seguros de ello ya que la publicidad se refiere a los beneficios que los lácteos representan para la salud.
Millones se gastan en campañas que intentan convencer al público de que compren leche por sus múltiples beneficios para la salud.
Si ningún mamífero continua bebiendo su propia leche, ¿porqué lo hacen los humanos. Si a una vaca adulta le ofrecieran leche, la olfatearía y diría: “No, gracias”, tengo la hierba. Preguntémonos si es posible que el Creador haya dispuesto las cosas de tal manera que la única especie sobre la tierra que bebe leche de vaca seamos los seres humanos.
La leche de vaca fue pensada y diseñada solamente con un propósito y solo uno: alimentar a los ejemplares jóvenes de la especie. Ningún animal bebe ni quiere beber leche una vez que lo han destetado. Claro que no estoy hablando de los animales domesticados, cuyas inclinaciones naturales han sido pervertidas por el ser humano. Durante la fase inicial de la vida, la práctica invariable de todos los mamíferos es tomar la leche de su madre, pero una vez destetados, durante el resto de su vida se mantienen con otros alimentos acordes a su especie. La naturaleza impone que los mamíferos seamos detentados a temprana edad. Los hombres, por otra parte, enseñamos que después de que la madre ha terminado con su función de nodriza, debe asumirla la vaca. En otras palabras: sobre la tierra hay un mamífero, el hombre, que nunca, llega a ser destetado. ¿Por qué? Naturalmente es difícil  plantearse objetivamente el problema, dada toda una abundante información contradictoria. Solo deseo que Ud. se pregunte a su lógica, a su sentido común la idea de que a los seres humanos jamás haya que destetarnos. Preguntase si esta educación en que se vio envuelto desde la niñez no ofende su lógica y sentido común.
¿Habéis visto alguna vez a una cebra mamando de una jirafa? ¡No? ¿Y a un perro de una yegua? ¿Tampoco? Bueno, pues, ¡habéis visto a un ser humano mamando de una vaca? Los tres ejemplos son igualmente ridículos. Pero sí habéis visto seres humanos mamando de vacas, porque si alguna vez visteis cómo alguien se bebía un vaso de leche o se comía cualquier clase de producto lácteo, lo que habéis visto es eso. El solo hecho de que alguien haya ordeñado la vaca y un sistema de distribución se la haga llegar al consumidor en un vaso no significa que esa persona no esté mamando de la vaca. Claro que no nos parece nada raro que alguien beba un vaso de leche, pero ¿cómo reaccionaríamos si paseando por el campo viéramos que en una zona de pastoreo hay un señor o una señora, bien vestido, de rodillas mamando una vaca? ¿Irías tú, sorteando los montones de estiércol, buscando la vaca para tomar la leche directamente de la ubre? ¿NO? Pero dejas que alguien la ordeñe y te la sirva  en un vaso, ¿verdad?
Claro que estoy exagerando, pero si parece raro es sólo  porque la lógica, los instintos y el sentido común de la gente le impedirían que bebiese leche sino se la sirvieran de esa manera.
Hay una cosa respecto de la cual los hechos son claros, y es que la composición química de la leche de vaca es diferente a la de la leche humana. Si tus vísceras pudieran hablar, después de que hubieras ingerido un producto lácteo te preguntarían:
“¿Qué anda haciendo éste hombre con las vacas?”
Las enzimas necesarias para llegar a descomponer y digerir la leche son la renina y la lactasa, que en la mayoría de los seres humanos ya han desaparecido a los tres años. En todo tipo de leche hay una sustancia que se llama caseína, pero en la leche de vaca hay trescientas veces más de caseína que en la leche humana, para que puedan formarse huesos muchos más grandes. En el estómago la caseína se coagula formando grandes copos densos y difíciles de digerir, adaptados al aparato digestivo de la vaca, que tiene cuatro estómagos. Una vez dentro del organismo humano esa densa masa viscosa impone al cuerpo un tremendo esfuerzo para librarse de ella. Dicho de otra manera: que para digerirla se ha de gastar una enorme cantidad de energía. Lamentablemente, esa sustancia viscosa se endurece en parte, y se adhiere al revestimiento del intestino, impidiendo que el cuerpo pueda absorber otras sustancias nutritivas. Resultado: letargo. Además, los subproductos de la digestión de la leche dejan en el cuerpo gran cantidad de mucus tóxico, muy acidificante, que se almacena parcialmente en el cuerpo  en espera del momento en que éste pueda eliminarlo. La próxima vez que estés por quitar el polvo de un mueble, úntalo con alguna pasta y ya verá lo difícil que se hace pasar el plumero. Pues lo mismo hace los productos lácteos dentro de tu cuerpo. Y eso se traduce en aumento de peso, no en perdida de peso. La caseína, dicho sea de paso, es la base de uno de los adhesivos más fuertes que se usan en carpintería.
Las investigaciones del Dr. Norman W. Walker, especialista en salud que ha estudiado durante cincuenta años el tema y es un experto en el sistema glandular nos dice: un importante factor  que contribuye a la aparición  de problemas tiroidéos es la caseína. Y el hecho de que los productos lácteos  lleguen al consumidor muy procesados y tengan siempre vestigios de penicilina y antibióticos los convierte en una carga aún más pesada para el organismo.
Mucha gente es alérgica a los antibióticos, y a nadie se les ocurre decir que se han de tomar medicinas cuando uno se encuentra bien. Se debería procurar ingerir tan pocos medicamentos como sea posible. El cuerpo se ve obligado a gastar energía para descomponerlos y deshacerse de ellos. En el New England Journal of Medicine, los doctores Holmberg, Osterholm y otros expresan que “la difundida práctica de administrar antibióticos al ganado para acelerar su crecimiento, genera bacterias potencialmente letales que pueden afectar a los seres humanos....”. Otros estudios advierten de la peligrosa práctica de administrar antibióticos al ganado y sus graves efectos para la salud humana de quien consume carnes y leche. Hoy esta práctica es tan habitual y evidente que no puede pasarse por alto.
La dificultad más grave que se deriva del consumo de lácteos  es la formación de mucus en el organismo, que al tapizar la membrana mucosa en el organismo, las obliga a cumplir muy lentamente su función con el consiguiente desperdicio de energía vital. Es una situación que debe ser rectificada y evitada. Aquellas personas que desean reducir de peso, se ven dificultadas cuando su sistema está sobrecargado de mucosidades.
Muchas personas que sufren de mucosidades en su garganta y su árbol respiratorio suelen ser consumidores de productos lácteos.
El Dr. William A. Ellis, cirujano y osteópata, autoridad científica que ha investigado durante más de cuarenta años todo lo que tiene que ver con el consumo de leche y con los problemas que con él se relacionan  nos dice : se demuestra claramente la vinculación  entre el consumo de productos lácteos  y las afecciones cardíacas, artritis, alergias y migrañas, a lo que agrega : son un importante factor en la obesidad, al tiempo que impiden la absorción de las sustancias nutritivas, con lo que llevan a la “fatiga crónica”.
Todos estos problemas  existen  incluso si los productos lácteos se consumen en las combinaciones correctas. Puesto que cualquier producto lácteo es un alimento concentrado, con él no se ha de consumir ningún otro que también lo sea (se llama concentrado a cualquier alimento que no sea frutas y verduras crudas). Si se los consume solo, los productos lácteos ya son bastante engorrosos para el cuerpo, pero si se los combina más ya son catastróficos.
La leche de vaca es para el ternero, o sea el bebé de la vaca. Toda esa historia de que consumiendo yogur o leche se viven 130 años es un cuento o invento interesado por las productoras. Lo que contribuye a una longevidad  es una vida al aire libre, el trabajo físico, el agua pura y los alimentos no contaminados que algunos pueblos cultivan y si consumen algo de yogur es fresco y no tiene el grado de fermentación del producto comercial, ni aditivos.
Si estas decidido a continuar consumiendo lácteos, por lo menos combínalos bien para que sean lo menos dañino posible. La leche se ha de beber absolutamente sola. No hay en el planeta alimento que forme más mucosidades, y no combina bien con nada. Si te gusta el queso, rállalo grueso y agrégalo a una ensalada o derrítelo y échalo sobre un plato de verduras. No comas quesos amarillos, porque el color se lo dan con anilinas. Si Ud. es un fanático de la pizza,  y esta a punto de dejar la lectura o de tirar el libro a la basura, espere, sea paciente y siga leyendo por favor! Si de vez en cuando quiere comer pizza, perfecto. Por lo menos, sea consciente del daño potencial que causa y no abuses de ella. Si un día comes pizza, que el día siguiente sea de limpieza. Haz lo que sea mejor para tu organismo. Y si quieres algún queso fuerte, no lo comas después de una comida italiana muy condimentada; sírvetelo de cuando en cuando, con el estomago vacío, para que el organismo tenga por lo menos alguna posibilidad de defenderse.
Lo mismo con el yogur. No lo comas con fruta, porque fermentará y se te echará a perder en el estomago. Tómalo solo, con el estomago vacío, o úsalo como aderezo, mezclando con una ensalada.
Recuerda: “nadie cae inmediatamente muerto por transgredir las leyes de la naturaleza”, pero ésta es inflexible y el precio será  una pérdida de lozanía, capacidad, calidad de vida y salud; incluso, compara: “nadie cae inmediatamente muerto por fumar tabaco que es un veneno”, pero todos sabemos sus resultados a la larga.  
Hay gente que insiste en que los lácteos son necesarios para obtener calcio. Nos han hecho creer que la leche es una importante fuente de calcio, y que si no bebemos
Leche se nos caerán los dientes o se nos desintegrarán los huesos. Para empezar, el calcio que hay en la leche de vaca es de mucho menor calidad  que el contenido en la leche humana y en la naturaleza vegetal y está asociado a la caseína, lo cual impide que el organismo pueda absorberlo. Además, la mayoría de los bebedores de leche y comedores de queso consumen productos pasteurizados, homogeneizados o sometidos a alguna otra forma de procesamiento, que degrada el calcio y lo hace sumamente difícil de utilizar. E incluso si se consumieran los productos crudos, es tal el potencial dañino de la leche que no compensas ningún bien posible. El cuerpo humano tiene una capacidad de adaptación notable, pero la leche de vaca, simplemente no ha sido pensada para el hombre.
El hecho es que todas las verduras de hojas verdes contienen calcio. Todas las nueces (crudas) contienen calcio. Y las semillas de sésamo, amapola, crudas contienen más calcio que ningún otro alimento sobre la tierra. También la mayoría de las frutas lo contienen. Si diariamente comes frutas y verduras crudas y algunas semillas (una nuez, una cuchara dita pequeña de semillas de amapola o sésamo), no puedes tener una deficiencia de calcio.
Las mejores fuentes de calcio son: semillas  de sésamo cruda, nueces crudas, las algas (iziki, kelp, dulse), todas las verduras de hojas, los frutos secos. Y si todavía la cosa te preocupa: espolvorea de cuando en cuando algunas semillas de sésamo o amapola en las ensaladas o las verduras; o tritura cáscara de huevo con la tela interior y deja macerar en limón durante un día a dos y pones en tu alimento una cuchara dita de ese liquido banco que se ha formado, a tu comida., y no podrás tener una deficiencia de calcio por más que te empeñes. Indudablemente, para aprovisionarnos de calcio no dependemos de nuestros amigos los bovinos. La vaca, ¿de donde obtiene el calcio? ¡De los granos y las hierbas! Y seguro que no beben leche ni comen queso para asegurárselo.
Es importante conocer el papel que desempeña el calcio en el organismo humano. Una de sus funciones principales es neutralizar la acidez en el sistema. Mucha gente que cree tener una deficiencia de calcio sigue una dieta sumamente acidificante, de manera que la neutralización de esta acidez está constantemente usurpando el calcio del cuerpo. Su dieta les suministra el calcio necesario, pero lo están consumiendo continuamente. Todos los productos lácteos, excepto la manteca, son sumamente acidificantes. La manteca es una grasa, y por consiguiente, es neutra. Como las grasas retardan la digestión de las proteínas, es mejor no comer manteca con ninguna proteína. En cambio, se la puede comer con carbohidratos. Lo irónico es que la gente consume productos lácteos para asegurarse el calcio, y el calcio que ya existe en su organismo se consume para neutralizar lo efectos de los productos lácteos que van comiendo. La idea no debe ser recargar el cuerpo de calcio, sino más bien cambiar los hábitos alimenticios de manera tal que se formen menos ácidos en el sistema. De esa manera, el calcio será aprovechado en todo su potencial.
Cuando empieces a reducir el consumo de lácteos  es probable que observes de que se te cae un poco el pelo o que se te ponen las uñas quebradizas. No hay que confundir estos cambios con otros similares que se producen en muy raros casos de deficiencia proteica. Tu cuerpo está adaptándose de la absorción de un calcio de “segunda” contenido en los lácteos a la de las formas más refinadas de calcio proveniente de los vegetales.
El cuerpo reemplazará las uñas y los cabellos de la misma forma que va reemplazando la piel que se descama. Es difícil advertirlo, pero la piel está continuamente desprendiéndose, y va siendo reemplazada por tejidos más sanos. De la misma manera el cuerpo reemplazará el cabello perdido por otro más brillante, y las uñas débiles por otras más fuertes y resistentes. Si cuando reduzcas el consumo de lácteos  empiezas inmediatamente a tomar nueces y semillas crudas, dos o tres veces por semana, lo más probable es que las uñas y el pelo se te ponga más fuerte y más brillante que nunca.
Mi experiencia de los últimos quince años me han permitido comprobar que muchos problemas alérgicos y respiratorios, especialmente el asma, pueden estar directamente relacionados con el consumo de lácteos. Personalmente asistí y asisto a pacientes para que puedan eliminar de sus vidas el asma y todos resultan ser consumidores de productos lácteos. Lo mismo es valido para los niños con afecciones de oído, algo tan común que de hecho se lo considera como una parte normal de la infancia. Es raro que los niños no sometidos a éste tipo de alimento tengan infecciones de oído. Y sé de muchos que jamás lo han tenido, porque sus padres tuvieron la prudencia de no acostumbrarlos a este tipo de “no alimentación”.
Se de que hay expertos que dicen que los productos lácteos son una parte importante de una dieta sana. Y que hay expertos que dicen lo contrario.
Yo quiero que Uds. no terminen por levantar las manos al cielo de disgusto, frustración o clemencia. Lo más sensato sería que comiencen a tomar decisiones basadas en sus propios recursos de pensamiento. ¿Les parece sensato de que los seres humanos consumamos leche de vaca? Esa es la primera de las cuestiones, porque sea cual sea la forma en que se la consuma y por más sabrosa que sean, si comen productos lácteos estarán mamando de la vaca.
Pero si todavía se  cuestiona  y desean saber algo más que mi experiencia profesional y humana puesta al servicio de su salud, quiero que se detenga Ud. en un Análisis detallado de los mecanismos por los cuales los lácteos generan enfermedades.
Nota: Beba o no Ud. leche, por la razones que  tenga, lo importante es que lo haga con prudencia y correctamente en combinaciones compatibles y lo más importante es que no mate a: “su madre”, la vaca dadora de vida.
Hay mucho más material en materia de una Alimentación Racional y humana que Ud. y todos debemos conocer.

 DR. JUAN CARLOS SCHURIG TERRAF
 TUCUMAN
 ARGENTINA


frutas

       “EL PRINCIPIO CORRECTO DEL CONSUMO DE FRUTAS”

En el amplio tema de la salud el peor entendido, más injustamente calumniado es el consumo de frutas.
La fruta es el alimento esencial para la salud del ser humano, con sus deliciosas combinaciones de color, sabor y aroma, la fruta es una invitación al placer de comer.
La fruta es indudablemente, el alimento más benéfico que se pueda consumir, el que más energías suministra y el más vivificante.
Lo que ahora va Ud. a aprender es una nueva forma de pensar en su cuerpo y en la forma en que debemos nutrirlo. Las maravillosas propiedades nutritivas y curativas de las frutas tiene una condición: de que se las consuma correctamente.
Nuestro  aparato digestivo está perfectamente adaptando para consumir frutas, por ello es mucho más importante pensar en qué cantidad de frutas  y no de proteínas  vamos a comer durante el día.
Son muy pocas las personas carentes de proteínas, pese al hecho de que sabemos existen personas  con estas deficiencias por circunstancias tan devastadoras, como el Kwashiorkor. Pero si veo  a diario centenares de personas enfermas y envenenadas por exceso de proteínas, y la mayoría de ellos no estaban consumiendo suficiente cantidad de frutas.
El excesivo consumo de proteínas  está relacionado con diferentes formas de cáncer, incremento de la leucemia, enfermedades coronarias, etc.
De todos los alimentos, la fruta es el que  tiene mayor contenido en agua  y dentro de la misma se encuentran todas las vitaminas, minerales, carbohidratos, aminoácidos y ácidos grasos  que el cuerpo humano necesita.
La fuerza vital inherente e la fruta no tienen parangón en ningún otro alimento. Cuando se la consume correctamente, nada aporta tantos beneficios como la fruta, que por su naturaleza misma da oportunidad al cuerpo para que se libere de los residuos acumulados. Esta limpieza favorece la vida en todos los aspectos, permitiendo al cuerpo funcionar con el máximo de eficiencia.
La fruta exige mucho menos gasto de  energía de nuestra parte para su digestión que cualquier otro alimento. Veamos esto para su mejor comprensión: Todo lo que consume el cuerpo humano debe ser finalmente descompuesto en glucosa, fructosa, glicerina, aminoácidos y ácidos grasos. El cerebro no puede funcionar con ningún combustible que no sea la glucosa (azúcar de la última degradación). La fruta es fructosa de fácil y rápida transformación en glucosa y su digestión, absorción y asimilación, solo exigen una mínima  fracción de la energía  que se necesita para descomponer otros alimentos, que pueden pasar en el estomago largo tiempo que va de una hora y media a cuatro (y eso, solo si lo que ha comido estaba adecuadamente combinado). Cuando menos concentrados sean los alimentos, y mejor combinados estén, menos tiempo pasará en el estomago. Cuando más concentrados y peor combinados, más se demorarán en el estómago. El estómago es el lugar  donde se produce el gasto inicial de energía. La fruta no se digiere en el estómago, ni siquiera en una mínima parte. Las frutas son predigeridas. Todas las frutas (excepción hecha por los plátanos, dátiles  las frutas secas, que permanecen algo más en el estómago), atraviesan el estómago en muy poco tiempo, veinte o treinta minutos, como si pasaran por un túnel. Se descomponen y liberan sus vivificantes sustancias nutritivas en los intestinos.
La energía que ahorra la fruta al no tener que ser digerida en el estómago es considerable, y automáticamente es redigerida a depurar el cuerpo de muchos tóxicos, con lo cual produce grandes beneficios al tiempo que reduce el peso de aquellas personas obesas. Pero todo eso es válido cuando se consume correctamente, y un consumo correcto significa que nunca se ha de comer  como acompañamiento de otra cosa, ni inmediatamente después. Es esencial cuando se come fruta hacerlo con el estomago vacío. De esta manera el organismo se beneficia de todos los nutrientes contenidos en la misma, de su capacidad energética y de su gran poder antitóxico. La fruta es el alimento más importante que podamos come, pero si la comemos  después de otras comidas, de ello resultarán muchos problemas.
Supongamos que Ud. se come un sándwich y después una porción de fruta, con esta acción Ud. estará impidiendo el libre paso de la fruta a sus intestino por el sándwich y en consecuencia entra en contacto con los jugos digestivos del estómago y se fermenta a diferencia de lo que hacen las proteínas que se pudren en ese lugar, en consecuencia Ud. se sentirá mal.
Si persistentemente han consumido fruta de forma inadecuada sin haberse sentido mal  , eso no quiere decir que no hayan violado  una ley de la dietética; no hace nada más que demostrar la tremenda adaptabilidad que tiene nuestro organismo  antes de enfermar. Pero tarde o temprano le pasará facturas. Muchas personas consumen mal las frutas y le hecha la culpa a las mismas de sus molestias.
Entonces. Que quede claro: la fruta es el más importante de los alimentos que podamos comer.
De  todas las frutas, incluso las ácidas, como las naranjas, ananás, pomelos. La clasificación de estas como frutas ácidas es solamente botánica. Una vez en el interior del cuerpo, cualquier fruta se vuelve alcalina, si se la consume correctamente. De hecho, tanto la fruta como las verduras tienen la peculiar propiedad de neutralizar los ácidos que se forman en nuestro organismo. Las combinaciones inadecuadas de alimentos, una cantidad insuficiente de alimentos con alto contenido de agua, los derivados de muchos alimentos  concentrados, los aditivos, la contaminación del aire y del agua, el estrés..., todas estas cosas, y muchas más, hacen que nuestro organismo se intoxique y se acidifique. Un exceso de ácidos tóxicos se reconoce porque hay edema, exceso de peso, celulitis, canas, calvicie, estallido de nervios, ojeras, arrugas faciales prematuras. Las úlceras son un resultado directo del ácido corrosivo en el sistema.
La fruta, si se la consume adecuadamente, tiene la maravillosa propiedad rejuvenece dora de contrarrestar la formación de ácidos
La fruta no deja residuos tóxicos en el organismo y su digestión apenas si necesita gasto de energía.
La primera prioridad de cualquier alimento, la más importante, es su valor de combustible. Sin combustible, el cuerpo no puede existir. El valor de combustible debe ser siempre el factor decisivo en la determinación del valor de cualquier alimento. El porcentaje ideal de cada uno de los integrantes esenciales de los alimentos es el siguiente:
GLUCOSA...........................  90%.
AMINOÁCIDOS..................  5 %.
MINERALES.......................  3 - 4 %.
ÁCIDOS GRASOS............... 1 %.
VITAMINAS........................menos del 1 %.
Sobre el planeta no hay más que un alimento que satisfaga perfectamente esos requisitos: es la fruta.
Otros requisitos: ser fresca. Condición sobre la cual jamás dejaré de insistir demasiado. No se obtiene beneficio alguno de comer fruta que halla sido procesada o alterada de cualquier manera por el calor. Su consumo puede ir, en  cambio, en detrimento del cuerpo, que solo es capaz de utilizar la fruta en su estado natural. Tanto las manzanas al horno como las frutas en lata, las salsas de fruta cocidas y los pasteles son dañinos en cuanto no proporcionan al cuerpo  sustancias que lo desintoxiquen  ni que los nutran, y producen en cambio toxinas  y acidez; incluso es posible que lesionen  las sensibles mucosas que recubren los órganos. Así obligan al cuerpo a usar sus preciosas energías  para neutralizar  y expulsar su acidez. La verdad es que la fruta es por naturaleza un alimento delicado, y la cocción destruye su valor potencial. Toda fruta que se consuma debe ser fresca y cruda. Lo mismo vale   jugos de fruta: debe ser fresco. Si ha sido pasteurizado, como sucede con muchos zumos que se preparan a partir de concentrados, es puro ácido ya desde antes de que se beba. Y beber un liquido que es puro ácido antes de beber no ayuda en nada a la salud, todo lo contrario.
Una fruta entera siempre es mejor  que una que haya sido fraccionada, pero, de hecho, a la gente le gusta beber algo. Y en lugar de beber sustancias tóxicas  y que crean hábitos como el café, mate, te, alcohol, gaseosas y la leche, sería mas atinado tomar zumos de frutas o de verduras. Pero hay que tener mucho cuidado de no engullírselos de un trago.
Como en los zumos la fruta está fragmentada, se ha de beber en sorbos pequeños  y dejar que se mezcle con la saliva antes de tragarla.
Otra consideración refiere a: El tiempo que debe de transcurrir desde que se ha consumido otro alimento, antes de comer la fruta. Mientras el estomago este vacío, se puede comer toda la fruta que se quiera y durante un período tan largo como se quiera, siempre que se deje pasar entre veinte y treinta minutos antes de comer otra cosa . Así se dejará el margen de tiempo necesario para que la fruta o el zumo haya salido del estómago. El zumo (y algunas frutas) necesitan menos, pero para más seguridad es mejor conceder  entre veinte y treinta minutos. Los plátanos, los dátiles y los frutos secos necesitan de cuarenta y cinco minutos a una hora. Una vez que se ha comido  cualquier  otra cosa  que no sea fruta, se ha de esperar por lo menos tres horas. Si se ha comido cualquier tipo de carne, por lo menos cuatro horas. Y esto se refiere a alimentos consumidos de acuerdo con los principios de la combinación adecuada. En caso de haber comido una comida mal combinada, los alimentos permanecerán, probablemente, unas ocho horas en el estomago.
Por lo consiguiente, durante todo ese tiempo no se debe consumir ninguna fruta ni zumo de frutas.

ALIMENTO                                                                    TIEMPO DE ESPERA
Ensaladas o verduras crudas                                                        2 horas.
Comidas bien combinadas, sin carne                                            3 horas.
Comidas bien combinadas, con carne                                           4 horas.
Cualquier comida mal combinada                                                 8 horas.

Recordemos que la energía es la esencia de la vida. Cuando nos despertamos por la mañana, estamos descansados y en el punto culminante  de nuestro nivel de energía para el día, siempre que el organismo no se halla “pasado la noche luchando con un sándwich de media noche” o una comida mal combinada. Si entonces Ud. consume un desayuno “substancioso” gastará una enorme cantidad de energía, y lo que estará haciendo es dar una bofetada en la cara de los principios de una adecuada combinación de alimentos, no puede aportar energía porque la consume. ¿De qué otra manera se podría digerir los alimentos si no fuera gastando energía? La mayoría de los alimentos adecuadamente combinados pasan no menos de tres horas en el estomago, y mientras no han sido absorbidos en los intestinos, no pueden ni aún empezar a generar energía. Desde un punto de vista estrictamente energético, ¿qué sentido tiene desayunarse  cuando uno se despierta a la mañana? Si te saltas el desayuno, no solamente no te desmayarás por falta de alimentos (ya que el cuerpo todavía está usando  lo que consumió el día anterior), sino que estarás mucho más alerta y activo. Si deseas tomar algo puede ayudarte con un vaso de agua con glucosa o un zumo de frutas o una fruta.
La palabra desayuno quiere decir precisamente: dejar de ayunar. Originalmente se usaba para designar la comida  con la que se rompía el ayuno. Pero el ayuno es una abstinencia de alimentación durante un tiempo prolongado, no durante una noche que pasas durmiendo.
Es mi consejo de que Ud. consuma frutas por la mañana sin importar el límite. Cuidando de no combinar frutas entre sí a excepción de peras y manzanas. La digestión de las frutas requiere de poco gasto de energías, porque no se realiza en el estómago. Si está bien masticada, no necesita más digestión.
Es en los intestinos donde se absorben todas las sustancias nutritivas. Como la fruta se encamina a los intestinos en cuestión de minutos y no de horas, las sustancias nutritivas que contienen son inmediatamente absorbidas  y utilizadas por el cuerpo.
Al comer una fruta nos regalamos un día más productivo y lleno de energía, porque en vez de dilapidarla, la hemos conservado.
Cuando Ud. aprenda a sentir el beneficio que esta manera de comer tiene sobre su salud, no entenderá como antes pudieron  empezar el día comiendo algo pesado. Un desayuno pesado puede significar un día pesado. Un desayuno ligero asegura un día vibrante y ligero. Se puede comer tanta fruta como se quiera durante la mañana, hasta unos treinta minutos antes de comer cualquier otra cosa. Una vez que se ha consumido otro tipo de alimento, deben pasar tres horas - por lo menos -  antes de que se vuelva a comer  nada. Les insisto: escuchen el cuerpo. Cuando el estómago está vacío, se puede comer más fruta.
Siga esta forma de comer durante diez días y comprobará la diferencia. Después si vuelve a querer continuar con su antiguo mal hábito sentirá que se ha tragado un yunque. Simplemente no podrá. Sí, quizás lo haga en alguna ocasión, y eso no tiene importancia. Porque ocasionalmente es una cosa, pero todos los días es algo completamente diferente.

                             Composición de las frutas:

Varía mucho de una clase a otra, en general podemos decir  que su valor radica fundamentalmente  en sus vitaminas, minerales y la reacción alcalina que dejan en el organismo las sales de los ácidos orgánicos que contienen.
Proteína: Contiene escasa cantidad.
Grasas: Salvo la palta y las aceitunas negras maduras, son también escasas las grasas.
Carbohidratos: Varía mucho de una fruta a otra, entre el 5 y el 32 % con un término medio del 14 % Los carbohidratos que contienen son mayoritariamente: levulosa, glucosa, sacarosa, almidón, pectina y otras hemicelulosa y celulosa.
Cuando más madura la fruta, menor la entidad de almidón y mayor la cantidad de azúcar. Esto explica porqué una manzana  aún verde es indigesta y una madura, un delicioso manjar  fácil de digerir.
Minerales: La mayoría de las frutas son ricas en hierro, calcio, potasio y magnesio. Contienen poco sodio. El hierro es más abundante en el damasco, durazno, ciruelas, pasas de uvas y dátiles.
Vitaminas: La vitamina C. es abundante en la mayoría de las frutas, otras como la A y la B. las veremos distribuidas más adelante cuando describa algunas de las frutas más comunes a nuestro alcance.
Ácidos orgánicos: El sabor y aroma de las frutas se debe  a ciertos aceites esenciales y a ácidos orgánicos. Estos ácidos orgánicos se hallan combinados con potasio  y otros elementos básicos. Al ser quemadas estas sales en el organismo, el ácido se transforma  habitualmente en anhídrido carbónico y agua, y queda la base como valioso residuo alcalino.
Para aquellos que necesitan bajar de peso les digo que: la fruta cuando se come fresca con el estomago vacío, tiene efectos solamente positivos sobre la salud, al tiempo que acelera la perdida de peso. Cuando les digo a las personas de que pueden comer toda la fruta que deseen, hay quienes me expresan su preocupación  de estar tomando un exceso de calorías. Yo les explico que las calorías son nuestros enemigos si se las consume como parte de comidas excesivamente procesadas o mal combinadas. Las calorías de alta calidad, las que se encuentran en los alimentos de alto contenido acuoso, no se sumarán a su problema de peso, sino que por el contrario, le suministrará la energía necesaria para liberarse de él.
Por otra parte, si Ud. desea bajar de peso comiendo saludablemente y de manera agradable y natural, lo que le interesa es no bloquear El Ciclo de Eliminación natural que tiene nuestro cuerpo en relación a las horas del día. Ese ciclo de Eliminación es conocido por algunos como Circadiano y tiene utilidades diversas, por ello le aconsejo que empiece por conocerlo y continúe con respetarlo para finalmente cumplirlo. Ese Ciclo tiene tres etapas o períodos que son: Ciclo 1 o de Eliminación, y que va desde las 4 A.M.  A medio día; Ciclo 2 o de Apropiación, que va desde mediodía a 8 P.M. Y por último el Ciclo 3 o de Eliminación que se extiende desde las 8 P. M. a las 4 A.M.
Con estas herramientas ahora ya sabes los pasos que te conducirán a la salud y el éxito que buscas.

Dr. Juan Carlos Schurig Terraf
Calle Buenos Aires 50 - 1º .
 Tucumán - Argentina