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martes, 1 de mayo de 2012

ESTREÑIMIENTO

Estreñimiento

Causas más frecuentes del estreñimiento


La principal causa del estreñimiento, suele ser una mala alimentación. En el 90% de los casos, no se consumen alimentos ricos en fibra (se necesitan de 60 y 70 gramos de fibra al día). La escasez de ésta y la baja ingesta de líquidos, hace que las heces sean de pequeño volumen y muy duras. El estreñimiento puede obedecer también a trastornos psicológicos como nerviosismo, angustia, miedo, así como estrés y los viajes. Ciertos medicamentos como analgésicos, sedantes, antidepresivos etc provocan una disminución del peristaltismo intestinal, lo que también ocurre en enfermedades como la diabetes, el hipotiroidismo o procesos naturales como el embarazo. Las enfermedades anorrectales como fisuras o hemorroides, causan defecación dolorosa, lo que fuerza a retener las heces, incluso de modo inconsciente, para evitar los episodios de dolor. El estreñimiento en los niños se presenta a menudo cuando no se sienten preparados para utilizar el inodoro e incluso les causa temor.

El estreñimiento, es la alteración digestiva más común. Millones de personas de los países desarrollados sufren a diario este trastorno al que se ha considerado como la nueva enfermedad del mundo civilizado, ya que el estrés, una mala alimentación, y la vida sedentaria, son las principales causas del estreñimiento.
No es una enfermedad, es un síntoma. Se define como la evacuación intestinal infrecuente (menos de tres deposiciones a la semana) de heces anormalmente duras, secas y, a menudo, difíciles de expulsar. La defecación debe ser indolora, no requerir esfuerzo excesivo y ser completa.
En Homeopatía disponemos de medicinas en dosis bajas ( homeopáticas ) como Alumina , plumbun , opium , etc ., capaces de regularizar el intestino sin efectos secundarios

CELULITIS

Celulitis

Causas de la celulitis


La celulitis es un problema multifactorial. Las causas que producen la celulitis pueden ser: problemas dietéticos (por alto consumo de grasas saturadas, azúcares refinados y de la sal o un déficit de fibra en la dieta y de líquidos), metabólicos (hiperlipidemias, estreñimiento), hormonales, por anticonceptivos, insuficiencia venolinfática, por el estilo de vida sedentario, el café, alcohol, tabaco y por causa genética.

Tratamiento local de la celulitis

El sistema linfático es el encargado de la depuración de las toxinas acumuladas. Para favorecer la desintoxicación del organismo, utilizamos en nuestra clínica diferentes terapias según el tipo de celulitis:
Terapia de Regeneración Matricial (MRT) produce una succión hacía la superficie de toxinas celulares y ayuda a disolver los acumulos de grasa de manera que puedan ser más fácilmente eliminadas. Por otra parte, estimula el drenaje linfático y la circulación sanguínea.
Terapia Vibracional (Proellixe) que consiste en un masaje vibratorio que actúa sobre los puntos reflejos de la planta del pie estimulando el sistema neuro-vegetativo.
La terapia Vibracional y activa, también, los procesos metabólicos disminuyendo los nódulos de celulitis y permite además remodelar el cuerpo, reducir la grasa, tonificar los músculos y reafirmar los tejidos por lo que resulta un tratamiento de elección para la flaccidez.
Tratamiento de Radiofrecuencia, es una energía eletromagnética que se introduce a nivel celular generando efectos biológicos positivos para el cuerpo. Estos efectos se reconocen como un aumento de temperatura interna y por otra parte, una movilización de líquidos internos (hemolinfáticos) que se mueven rápidamente aportando una gran cantidad de sangre a la célula (junto con un incremento de los nutrientes y del oxígeno).
Esto produce un drenaje intercelular, liberando a la célula enferma del bloqueo de los metabolitos y desechos. La Radiofrecuencia, es una técnica innovadora de uso sencillo, gran versatilidad y eficacia y sin ningún tipo de efectos colaterales y con la que podemos realizar una gran cantidad de tratamientos destacando los específicos para la celulitis, como la eliminación de las temidas pistoleras, la reafirmación de glúteos, abdomen y abductores, rejuvenecimiento facial y la pérdida de cabello entre otros.
Terapia de Biorresonancia, que consiste en captar las ondas electromagnéticas que una persona emite y retornarlas a la normalidad, curando así al paciente sin aportarle ningún tipo de radiación externa. Es una terapia totalmente indolora, sin efectos secundarios.
Tratamiento de Mesoterapia, que consiste en microinyecciones intradérmicas en determinados puntos de acupuntura y en las zonas con acúmulos de celulitis y que utiliza medicamentos antihomotoxicos (remedios homeopáticos específicos), que van a movilizar las grasas, aumentar la lipólisis y mejorar el sistema venoso y linfático. La Mesoterapia con medicamentos homeopáticos no producen ningún tipo de intolerancia ni efectos secundarios. La elección de los mismos se hace en base a la historia homeopática individual de cada mujer y de cada tipo de celulitis.

Tratamiento de la celulitis

El tratamiento general de la celulitis será multifactorial y diferente para cada tipo de “celulitis”. Se deben tratar los problemas ginecológicos, circulatorios y metabólicos, así como la ansiedad o la depresión. Es necesario regular el estreñimiento, suprimir el tabaco, café, alcohol, azúcares refinados, grasas saturadas, disminuir la sal, aumentar la ingesta de agua, y el aporte de vitaminas y minerales. Controlar el peso, corregir la postura y realizar ejercicio moderado.
Tratamiento local de la celulitis: para movilizar las grasas y activar la circulación utilizaremos MRT, Proellixe(plataforma vibratoria), Biorresonancia y Radiofrecuencia que combinaremos con un tratamiento medicamentoso por vía oral y mesoterapeutico con cócteles específicos para cada “celulitis”.
TAMBIÉN UTILIZAMOS LAS PLANTAS ( FITOMEDICINA) , QUE ESTAN EXENTAS DE EFECTOS ADVERSOS . y SI ESTABLECEMOS SU TIPOLOGÍA SENSIBLE, LE DAMOS EL MEDICAMENTO DE "FONDO" QUE LO AYUDARÁ A LA AUTOSANACIÓN . Digo Auto , no por automática , sino porque siempre el sanador es la vix medicatrix natura ( la fuerza de nuestra propia naturaleza) puesta en acción por el medicamento homeopático .

CALCULOS BILIARES

calculos biliares

Tratamiento de los cálculos biliares


Los casos asintomáticos, la medicina clásica no los trata, sólo recomienda vigilarlos y modificar hábitos como evitar la vida sedentaria, la obesidad, los anticonceptivos y el estreñimiento. Reducir la ingesta de carnes, embutidos, pescados azules, mariscos, yema de huevo, grasas, azúcares y harinas refinados, el exceso de sal, chocolate, lácteos, quesos y bebidas alcohólicas. Y no abusar de las aguas minerales.
En el enfoque holístico, sería interesante evitar todo aquello que provoque la acidez del medio interno, ya que esa condición favorece la descalcificación. Recordemos el Proyecto Cornell Oxford-China de Nutrición, Salud y Medio Ambiente que se inició en 1983 que demostró que los lácteos roban mucho más calcio del que aportan y favorecen la aparición de picos de loro en las articulaciones, cálculos renales y biliares, placas calcificadas que obstruyen arterias, cataratas en los ojos, etc.
Son interesantes como alternativas a los lácteos y como aporte de calcio, las leches de cereales, la leche de soja (sin abusar), las algas y las semillas de sésamo.
En Fitoterapia existen plantas que estimulan la producción y secreción de la bilis como la alcachofa, el boldo, el rábano, el diente de león, la cúrcuma y el romero.

Diagnóstico de los cálculos biliares

En algunos casos, los cálculos se descubren por casualidad. En otros, es necesario análisis, ecografía abdominal, colecistografía, y T.A.C. o endoscopia en los casos más dudosos.
En nuestro enfoque holístico, el historial homeopático, el test de Electroacupuntura de Voll y la Kinesiología nos proporcionan una interesante información, e incluso en los casos asintomáticos nos pueden hacer sospechar de su presencia aunque el paciente consulte por otros síntomas.

Sintomatología de los cálculos biliares

Es frecuente que los cálculos no produzcan síntomas; sin embargo, si aumentan de tamaño o bien obstruyen vías biliares puede aparecer dolor intenso en la zona superior derecha del abdomen o dolor entre los omóplatos, náuseas, vómitos, fiebre, indigestión, gases, etc y en algunos casos, cólico biliar.

¿Cómo se forman los cálculos biliares?

Para la medicina clásica, parece ser que los cálculos se pueden formar porque se altera el contenido de la bilis o cuando la vesícula no se vacía adecuadamente y se produce una retención prolongada de su contenido.
Desde el punto de vista holístico, consideramos a la persona como un todo y de esa forma, la vesícula no es solamente el almacén de la bilis sino también la caja de las emociones. Para el homeópata Dr Sananes, “la vesícula biliar es el órgano de la decisión” y por otra parte, refiere que la “cólera inhibe la producción de bilis como ocurre en Nux Vomica, mientras que la ansiedad la aumenta”. Sananes, nos dice que “cuando la bilis se evacua defectuosamente la persona se siente triste, malhumorada e incluso se encoleriza con facilidad y puede llegar a un estado de cierta melancolía”.
Para la Medicina Biológica, los cálculos aparecen cuando los mecanismos de eliminación de toxinas son insuficientes y se forman depósitos de esas toxinas en un intento defensivo de que no se expandan por el resto del cuerpo afectando a otros órganos. En esta fase de deposito (*) podemos encontrar como depósitos de toxinas en forma de quistes, verrugas, miomas, adiposidades, gelosas etc.

LOS CÁLCULOS BILIARES

La vesícula biliar es un pequeño órgano en forma de pera, situado debajo del hígado y cuya función es almacenar la bilis, una sustancia de color amarillo-verdosa producida por el hígado y compuesta de sales biliares, bilirrubina, agua, colesterol, entre otras sustancias. La bilis es expulsada por la vesícula hacía el intestino delgado para favorecer la digestión de los alimentos. Pero cuando la secreción biliar se estanca en la vesícula favorece que se formen arenillas o cálculos biliares.
En la medicina homeopática , ademas de equilibrar al ser individual , disponemos de medicinas específicas para eliminar los calculos o hacerlos deshacer si es necesario.

AUTOESTIMA BAJA Y HOMEOPATÍA



¿Se puede MEJORAR  la autoestima?




Se puede, aunque no es fácil, porque si lo fuera seguramente no existirían personas tímidas o dependientes, pero debemos creer que nada es imposible si ponemos realmente empeño en conseguirlo.
Tenemos la capacidad para poder cambiar si queremos. Para intentar aumentar nuestra autoestima debemos empezar por ser nuestros mejores amigos, aceptarnos tal y como somos, pensando que no existe nadie mejor ni peor, aunque todos seamos diferentes.
Debemos aprender de los fracasos y premiarnos por lo logros aunque sean pequeños, eso nos hará sentir mejor y plantearnos objetivos que sean realmente importantes para nosotros, dedicándonos intensamente a ellos, sin miedo.

¿Quién sufre la autoestima BAJA ?


Los problemas de autoestima no tienen edad, y de hecho es en la infancia en donde ésta se va construyendo. Por ello, son tan perjudiciales las etiquetas que a veces se pone a las personas.Para el adolescente, los padres, profesores y sus amigos juegan un papel importante en la formación de la autoestima, pues constituye un campo de prueba para las relaciones sociales y el desarrollo de la personalidad. Y los jóvenes y adultos pueden sufrir también problemas de autoestima que en ocasiones se pueden presentar en forma de enfermedades emocionales como la fobia social.

¿A qué se debe la Autoestima baja ?

El origen del conflicto suele encontrarse en la niñez y en los acontecimientos que descalifican a la persona a lo largo de su vida. La baja autoestima está relacionada con una forma inadecuada de pensar: soy tonto, lo haré mal. Cuando la autoestima baja, se generan sentimientos de inferioridad y poca valía, sensación de incapacidad.
Las señales que indican una baja autoestima pueden ser los trastornos alimentarios, adicción al trabajo etc. Una persona con baja autoestima suele ser inseguro y no quiere tomar decisiones por miedo a equivocarse. Necesita la aprobación de los demás y suele tener una imagen distorsionada de si mismo, que le produce un sentimiento de inferioridad y timidez a la hora de conocer otras personas porque siempre está pendiente de lo que pensarán de él y por el miedo al rechazo. Es incapaz de expresar sus sentimientos por miedo a no ser correspondido y la dependencia afectiva es resultado de su necesidad de aprobación. Si falla una relación, pensará que la culpa es suya. Se hunde ante cualquier pequeño fracaso y se deprime.

¿Qué es la Autoestima?

LA AUTOESTIMA, EL ARTE DE QUERERSE
Una buena autoestima es la base de la salud mental y física del organismo, así como el reflejo del éxito y felicidad en nuestras vidas.
Es el valor que uno se da como persona y que depende de la autoimagen que uno tenga de si mismo. Es quererse y respetarse. Cuando uno se siente bien consigo mismo y feliz de ser quien es, cree en si mismo, se siente seguro, acepta retos, consigue lo que quiere, y disfruta más de la vida. La manera como nos tratan los demás es un reflejo de cómo nos vemos y nos tratamos a nosotros mismos.
Una persona con una buena autoestima es creativa en el trabajo, vital. Tiene mayor capacidad de escucha y para expresar los sentimientos. Menos temor ante los riesgos y fracasos, que convertirá en experiencias. Es más tolerante con los demás. Cuando estamos bien con nosotros mismos, todo va mejorando en nuestras vidas y resulta beneficiosa en los momentos difíciles.
 Con el conocimiento de la personalidad podemos equilibrar al ser singular  ayudando a mejorar su autoestima, al tiempo que mejoramos toda su salud

EL MÉDICO HOMEÓPATA


El Médico Homeópata
Entre los escritos menores de Hahnemann, complemento indispensable de todos sus trabajos mayores, figura uno publicado en 1795, quince años antes de que el Órganon viera la luz y uno antes de la publicación del Ensayo sobre un nuevo principio para descubrir las virtudes de las sustancias medicamentosas (1796).
Un príncipe le había pedido consejos a Hahnemann acerca de la elección de un médico, y en respuesta encontramos una descripción de cómo debe ser un médico. El texto es un poco largo, está disponible en castellano traducido por el Profesor Shuji Murata en su libro Lecciones de Homeopatía, publicado por la AHA, procede de Etudes de Médicine Homoeopathique, edición de 1850.
“Mi querido doctor:
Desde que me he alejado de usted experimento una necesidad que de usted depende satisfacer, y que me fuerza a apelar a su amabilidad. Cuando me enfermo no sé a qué médico dirigirme, y sin embargo usted me ha recomendado vivamente vigilar con cuidado minucioso el estado de mi salud. Tenemos aquí una muchedumbre de doctores a todos los cuales supongo que no conoce. Algunos han hecho gestiones ante mí presentándose ellos mismos o apoyados en recomendaciones de todo género. Lo que valen las recomendaciones de las personas de mi rango lo conozco demasiado, desgraciadamente; son precisamente de las personas más audaces, más desvergonzadas, más imprudentes, que, a despecho de su ignorancia y de su inmoralidad, encuentran en nosotros la mayor protección. Cuando un orgullo excesivo, que tiene siempre, usted lo sabe, la ignorancia por hermana, no da a estos necios personajes la audacia de pretender sin temor al rechazo los lugares más importantes, y de reclamarlos altamente con la confianza de los derechos adquiridos, la suficiencia y la codicia sugieren al ambicioso los más hábiles artificios para crearse apoyos y protectores. Así se hacen en el mundo las recomendaciones; las conozco y me he vuelto desconfiado. Quiero que mi elección sea esclarecida; pero, ¿cómo esclarecerme en semejantes circunstancias? ¿Según qué principios escogeré un médico para escapar al señuelo de estas recomendaciones banales que pueden poner en defecto nuestra vigilancia y atención? Espero con impaciencia, mi querido doctor, sus consejos inteligentes, etc.
El príncipe de…”
“Mi querido príncipe:
Tiene razón al creer que no conozco suficientemente a los médicos de su residencia para recomendarle uno; por otro lado, veo con placer que no le gusta poner el cuidado de su salud en las manos de un hombre que no tenga a su juicio títulos particulares.
Es imposible hacer un juicio inmediato sobre un médico sin ser un hombre de arte. Siendo usted extraño a la ciencia médica, necesita caminos indirectos para llegar a una elección conveniente; pero hace falta que estas vías, por ser indirectas, no sean menos seguras.
Usted puede juzgar por las apariencias a ciertas clases de médicos; existen algunos signos exteriores, determinados procedimientos de su conducta que los traicionan y los caracterizan.
Veamos, por ejemplo, al Sr. A.: Entra con pasos lentos y medidos, la cabeza alta, en el salón donde la sociedad le espera con respeto. La dignidad del personaje se revela en su gravedad, mezclada de gracia. Trata las preguntas más importantes con monosílabos y con el tono más desdeñoso. En la sociedad que le rodea no ve más que a las personas de distinción: tiene para ellas palabras aduladoras; en desquite, muestra para los hombres más ilustres de la ciencia médica el desprecio más soberbio. ¿Qué importa que el mérito sea recompensado o desconocido? Las escenas más conmovedoras, el peligro a combatir, la felicidad que ahuyenta el peligro, la vida y la muerte, nada le hace salir de esta fría indiferencia. Encuentra a lo sumo la ocasión para alguna agudeza que la masa ignorante de sus aduladores y de sus clientes acoge con aplausos. Habla varias lenguas con un acento irreprochable; en su casa es el modelo del estilo elegante, y el mobiliario es el de moda.
Príncipe, usted no caerá en la tentación, espero, de recurrir a los servicios de un médico tal. El papel que juega reclama y absorbe toda su inteligencia; quiere estar enterado, ensayado y repetido. Usted le habla de enfermedad: le disgusta. He aquí un enfermo cuyos síntomas exigen los cuidados más solícitos y que es el único sostén de su familia:¡para mañana los asuntos serios! Un noble conde, al pasar por la ciudad, ha depositado su tarjeta en casa del doctor; ¿Usted admirará que el señor doctor se ocupe más de sus deberes de hombre de mundo que de sus ocupaciones de médico? Esclavo de la moda, no tiene tiempo para consagrarse a la ciencia. Fuera de los conocimientos superficiales y brillantes, ¿qué le falta para atraer a la masa? El único cuidado de su vida, el único secreto de su arte es impedir que el ojo indiscreto de los inoportunos penetre, bajo el brillo engañador de las apariencias, en la profundidad de su ignorancia demasiado real.
¿Le aconsejaría dirigirse al Sr. B.? Estaría casi tentado a hacerlo. Este se pone de camino desde las 7 de la mañana. Va temprano a visitar a una treintena de enfermos; sus caballos están cubiertos de espuma y al cabo de algunas horas hace falta cambiar de tiro. Sentado en su carruaje, mira con aire profundo y meditativo una larga lista donde se encuentran inscritos los nombres y el domicilio de los enfermos que esperan, suspirando, su llegada. Cuidadosamente ha marcado de antemano el minuto preciso que debe pasar en casa de cada uno de sus clientes. Mira su reloj segundero, hace una señal y el cochero se detiene. Salta fuera del carruaje, sube la escalera con la rapidez del relámpago; en dos pasos se encuentra al lado del enfermo, le dirige dos preguntas, le tantea el pulso sin esperar su respuesta, pide papel y pluma, reflexiona con su aire más grave durante algunos segundos, escribe bruscamente la receta, la entrega al enfermo con algunas palabras solemnes, se frota las manos y desaparece para encontrarse pronto frente a otro y consagra dos minutos aún a una nueva visita. Es la medida ordinaria de sus consultas; como no tiene el don de la ubicuidad, lo suple con la prontitud. Véale secarse la frente, quejarse de sus numerosas ocupaciones, hacerse llamar seis veces por un doméstico en una velada a la que no ha venido más que por una media hora. Cuando recibe, su salón y antecámara están llenos de mundo: enfermos, parientes de sus enfermos, enfermeras, parteras; distribuye en profusión, como se hace con las entradas del teatro, recetas, consejos, consultas, etc.
Este práctico es el más célebre de la ciudad; no hay chico que no conozca su casa, y esa inmensa reputación, el juicio unánime de todo el público le dirá que debido a un trabajo infatigable, a la experiencia infinita que es el fruto de un ejercicio tan activo y tan extendido de la medicina. Y bien, príncipe, ¿duda en confiarse en tales manos? Me objeta quizá que el número de sus clientes le impide dar a algunos de ellos los cuidados convenientes y que no sabría en algunos minutos sopesar, examinar las circunstancias graves del caso en tratamiento; menos aún descubrir los remedios necesarios, puesto que a los mejores médicos les hace falta para tales casos media hora, horas enteras. Está tentado a mirarle como un ser sin consistencia cuya vida huye y se escapa en un movimiento perpetuo, sin otro mérito que el de estar muy ocupado y muy atareado, sin otro valor que el de tener la mano ágil y los caballos alados. Usted lo dice; yo lo creo: busquemos en otra parte.
He aquí a su émulo. El Sr. C. reúne en su persona todas las ventajas que pueden dar a un médico las apariencias de su gran superioridad. Tiene un aire distinguido, un porte elegante, trajes de tela fina que cambia, si es preciso, tres veces por día; chalecos bordados cuyos dibujos admiran todas las damas y un peinado irreprochable: he aquí al Sr. C. Conoce el arte de mostrar con gracia el meñique de la mano izquierda y de presentar a las miradas la punta del pie: los maledicientes pretenden que quiere hacer destacar así los brillantes de sus anillos y la riqueza de sus hebillas. Sabe depositar con gracia u beso sobre una mano blanca y regordeta, sentarse sobre un sofá cerca de una dama para tomarle en pulso con una delicadez inimitable. Sabe entablar la conversación con palabras seductoras, continuarla con el tono más encantador y, cuando comienza a languidecer, despertarla con las anécdotas más picantes de la crónica escandalosa, explotando a la vez ya la mentira ya las confidencias de sus otros enfermos que le proporcionan todos los gastos de su espíritu. Para ganar las buenas gracias de una mujer curiosa, no duda en desvelarle todas las enfermedades de sus conocidos y de sus vecinos; es verdad que le hace jurar solemnemente una discreción absoluta, pero es un juramento banal, siempre dado, jamás mantenido. Si el enfermo es poco cuidadoso de estos pequeños secretos, el Sr. C. no se queda corto en maledicencias: pasa caritativamente revista a todos su colegas; muestra con una precisión matemática las cualidades que le faltan y los defectos que no le faltan: a uno le falta roce con el mundo; al otro conocimientos anatómicos; al tercero, un exterior agradable; otro es un sin espíritu; éste tiene la voz desagradable; aquél no tiene talento práctico, y así con todos los demás. Si uno de sus colegas ha fracasado en el tratamiento de una enfermedad, no espera a que el accidente sea constatado: se apodera del mismo y lleva por todas partes la noticia, aprovechando al mismo tiempo la ocasión para poner de relieve su propia inhabilidad. Encuentra argumentos ingeniosos para dar la razón a una dama que se queja de su marido; con el marido es del partido del señor contra su mujer, y le asegura la parte bien viva que toma en sus pesares domésticos. Las familias que lo admiten en su seno deben preferirlo a todos sus colegas, porque no tiene más que elogios en la boca para todos los que toca y a los que se aproxima. Los niños de la casa son ángeles; admira el buen gusto de los muebles, el dibujo elegante de los tapices, el corte y modelo de la ropa; escucha el juego sin expresión de la señorita y lo compara con la armonía de las esferas; las salidas más tontas y más banales de un niño son chispazos de genio. Muestra para sus enfermos una complacencia extrema: les permite tomar cuanto quieran, las aguas minerales, los medicamentos que prefieran, y se conforma a sus deseos cuando piden polvos, píldoras, jarabes. Si es necesario transforma a su gusto todos los remedios en licores, tabletas o confituras. Tiene, si se necesitan, palabras picarescas para la camarera, y nadie da mejores propinas a los domésticos que le aportan los regalos de fin de año. Habla a las damas de sus estudios griegos y latinos con una plena conciencia de sus talentos; al magistrado de su conocimiento de la botánica; al cura de su ciencia en anatomía; al burgomaestre de su superioridad en el arte de formular.
Es imposible que un hombre tan maledicente, me dirá usted, tenga en el corazón mucho amor por la humanidad; que un médico tan preocupado por los cuidados del atavío, tan hinchado de importancia, tan pronto a recurrir a los medios menos honorables para hacerse valer posea un mérito verdadero. Yo estoy de acuerdo.
Usted me dispensará gustosamente de continuar esta revista de caricaturas. Felizmente su número tiende a disminuir de día en día y usted no tendrá trabajo en encontrar un buen médico si sigue sus inspiraciones. Busque un hombre simple, un hombre de buen sentido, concienzudo en sus estudios y en sus enseñanzas, que sepa responder con claridad y precisión sobre todas las preguntas de su competencia, que no se pronuncie jamás fuera de propósito y sin ser interrogado; un hombre, en fin, que no permanezca extraño a nada de lo que toca esencialmente a la humanidad. Pero escoja de preferencia a un médico que no muestre jamás brusquedad, que no se irrite nunca si no es a la vista de la injusticia, que no tenga desprecio por nadie sino por los aduladores, que tenga pocos amigos, pero que sus amigos sean hombres de corazón, que no deje a los que sufren la libertad de quejarse, que no emita jamás una opinión antes de haber reflexionado bien, que prescriba pocos medicamentos, a menudo uno sólo y en sustancia, que se mantenga modestamente aparte, lejos del ruido de la muchedumbre, que no se calle sobre el mérito de sus colegas y que no haga su propio elogio; en fin, un amigo del orden, de la tranquilidad, un hombre de amor y caridad.
Agregue, etc.
Doctor H.
P.S.: Una palabra más: antes de escogerlo observe cómo se comporta con los enfermos pobres y si en su despacho, cuando está sólo, se ocupa de trabajos serios”.

La medicina (del latín medicina, derivado a su vez de mederi, que significa 'curar', 'medicar'; originalmente ars medicina que quiere decir el 'arte de la medicina') es la ciencia dedicada al estudio de la vida, la salud, las enfermedades y la muerte del ser humano, e implica el arte de ejercer tal conocimiento técnico para el mantenimiento y recuperación de la salud, aplicándolo al diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades.

La única y verdadera misión del médico es curar, ayudar al enfermo en el devenir de la enfermedad. Este principio tan elemental es el que mueve o debe mover al Médico Homeópata.
El Médico Homeópata trata de evitar toda agresión al ser humano frente al que se encuentra, para ello utiliza remedios tanto de naturaleza animal, vegetal o mineral, que procuran a la energía vital que ésta se recupere de forma suave, rápida y persistente.
La forma de proceder es recogida en estas páginas en “¿Cómo es una visita? No olvidar nunca, que la práctica de la Homeopatía Clásica sólo permite la prescripción de un remedio por vez. Esto es algo fundamental para comprender ante quien nos encontramos. Junto al Homeópata, que procura su manejo de éste modo han surgido otras formas de práctica alópata que usan la Homeopatía cual si fuera alopatía, esto no es verdadera Homeopatía, ya que de este modo se trata el síntoma y no al individuo enfermo, práctica muy alejada de la Homeopatía y que de algún modo la desvirtúa.
Algo de Historia:

La medicina tuvo sus comienzos en la prehistoria, la cual también tiene su propio campo de estudio conocido como "Antropología Médica"; se utilizaban plantas, minerales y partes de animales, en la mayoría de las veces estas sustancias eran utilizadas en rituales mágicos por chamanes, sacerdotes, magos, brujos, animistas, espiritualistas y adivinos.

Los datos antiguos encontrados muestran la medicina en diferentes culturas como la medicina ?yurveda de la India, el antiguo Egipto, la antigua China y Grecia. Uno de los primeros reconocidos personajes históricos es Hipócrates quien es también conocido como el padre de la medicina, Aristóteles; supuestamente descendiente de Asclepio, por su familia: los Asclepíades; y Galeno. Posteriormente a la caída de Roma en la Europa Occidental la tradición médica griega disminuyó.

Después de 750 d.C. los musulmanes tradujeron los trabajos de Galeno y Aristóteles al arábigo a lo cual los doctores Islámicos se indujieron en la investigación medica. Cabe mencionar algunas figuras islámicas importantes como Avicenna que junto con Hipócrates se le ha sido mencionado también como el padre de la medicina, Abulcasis el padre de la cirugía, Avenzoar el padre de la cirugía experimental, Ibn al-Nafis padre de la fisiología circulatoria, Averroes y Rhazes llamado padre de la pediatría. Ya para finales de la Edad Media posterior a la peste negra, importantes figuras médicas emergieron de Europa como William Harvey y Grabiele Fallopio.

En el pasado la mayor parte del pensar médico se debía a lo que habían dicho anteriormente autoridades y se veía del modo tal que si fue dicho permanecía como la autoridad, esta forma de pensar fue sobre todo sustituido entre los siglos XIX y XV d.C. tiempo en el que estuvo la pandemia de la "Muerte negra ". Investigaciones biomédicas pre-modernas desacreditaron diversos métodos antiguos como el de los "cuatro humores " de origen griego; es hasta alrededor de los 1800 con los avances de Leeuwenhoek con el microscopio y descrubrimientos de Robert Koch de las transmisiones bacterianas realmente se vio el comienzo de la medicina moderna.

La homeopatía (del griego ?μοιος homoios, ‘similar’ y π?θος pathos, ‘sufrimiento’) es un sistema de medicina, caracterizado por el uso de remedios carentes de ingredientes químicamente activos. Fue desarrollada por el médico sajón Samuel Hahnemann (1755–1843) a principios del siglo XIX. Tiene una amplia y creciente popularidad en las áreas en las que se practica, siendo financiada o cubierta por algunos sistemas de sanidad pública o seguridad social.

Christian Friedrich Samuel Hahnemann (Meissen, Alemania, 10 de abril de 1755 - † París, 2 de julio de 1843), mejor conocido como Samuel Hahnemann, fue un médico sajón, fundador de la medicina homeopática.

A Hahnemann también se le atribuye haber introducido la práctica de la cuarentena en el Reino de Prusia durante su servicio al Duque de Anhalt-Köthe.

Hahnemann vivió en Meissen hasta la edad de veinte años, allí aprendió varios idiomas y estudio la cultura clásica.

Antes de cumplir sus veinticinco años ya trabajaba como medico privado del gobernador de Transilvania.

Fue químico, antes de ser médico. Su suegro era farmacéutico, y Hahnemann fue su principiante, durante muchos meses. La medicina, tal como existía a finales del siglo XVIII o inicios del siglo XIX no podía nombrarse medicina, sino amalgama de recetas extrañas, e incluso "extravagantes".

Según el Doctor Richard Hael, su biógrafo por excelencia, así como el Profesor Bradford, su maestro, la lista de las obras químicas antes de 1810, son más o menos 27. Ciertas son traducciones, otras creaciones. Harto de semejantes penurias comprendió mediante un arduo trabajo de experimentación que le llevó toda la vida, que las dosis infinitesimales de una sustancia, provocan en el organismo vivo que las recibe, una “enfermedad” que si es semejante a la que padece dicho ser vivo, la “fuerza vital” de éste, induce hacia la erradicación de la enfermedad artificial que se ha producido y por tanto del mismo modo y a la vez a la erradicación de la enfermedad que padece. Somos ya muchos, desde hace más de dos siglos quienes hemos experimentado dicho proceso, que parece ser ahora la ciencia empieza a comprender, desde los experimentos de Benveniste y más recientemente de Luc Montagnier (Premio Nobel de Medicina).

LA VISITA AL HOMEÓPATA


¿Cómo es una visita?
 Después de muchas vueltas, ha decidido consultar a un Médico Homeópata, y ello en base a que su patología, su enfermedad o su disturbio, que generalmente está muy bien arraigado, no ha encontrado alivio en otras formas de la práctica médica. Es posible que haya consultado a muchos galenos y terapeutas, lo que ha supuesto un enorme número de indagaciones diagnósticas, con el número elevado de pruebas medicas que eso conlleva. Hubo mejorías, pero siempre parciales y después, habitualmente, el problema había crecido. Y ahora ha oído que a “fulanita o fulanito” le ha ido muy bien con un Médico Homeópata. Y aquí estamos, de esta forma solemos llegar a la consulta del Médico Homeópata.

¿Qué podemos esperar de una visita homeopática?
Por encima de todo nos encontramos a un Médico, un Médico que además ha estudiado Homeopatía, y esto es lo importante. Esta afirmación es muy relevante, estamos ante un Médico formado en los principios de un Método Terapéutico complejo, que precisa de la aplicación sensata y muy trabajada del mismo.
Para empezar, notará que el tiempo dedicado a su caso es muy importante, la recogida de la Historia Clínica, implica conocer al paciente, tanto en sus modos de enfermar y en sus enfermedades, como en su forma de comprensión del mundo y sus actitudes ante los conflictos, igualmente, se presta especial atención a las características peculiares de las dolencias, ya que para el Médico Homeópata, esta especial disposición personal, es la que lo hace diferente del resto de individuos. La disponibilidad al coloquio, la acogida y el esmero en la elaboración de la Historia Clínica, hacen que el paciente pueda expresar como sólo él sabe, que es aquello que le aflige.
El Médico Homeópata, no necesita hacer simplemente un diagnóstico, sino que más allá de eso, precisa conocer las modalidades peculiares, el temperamento, los temores y en definitiva las sombras y las luces del paciente. Desde luego, el punto de partida es la enfermedad por la que consulta el paciente, pero el Médico Homeópata no se conformará con eso, es más, siempre tratará de ayudar a mitigar esos síntomas colaterales, esos pequeños disturbios que también son fuente de conflicto en el paciente. Para la Homeopatía la enfermedad tiene el nombre del paciente que nos visita, con todas y cada una de sus variantes, que además la hacen única, y por ello su nombre únicamente coincide con el paciente a quien tratamos. Esta visión unicista del individuo está completamente perdida en la sociedad actual, y fundamentalmente en la Medicina Clásica que se empeña en parcelar hasta las “ultraespecialidades”. Nuestra terapia para ese individuo único y peculiar – no hay otro igual en todo el planeta -, es única y peculiar e indicada a nuestro paciente. Este concepto se define como holismo y es muy simple: El individuo es una entidad única, y cualquier agresión a esta entidad en alguna de sus partes, responde con un criterio de centralidad no separable del resto. La Homeopatía es una medicina holística.
La enfermedad entendida por un Médico homeópata, es siempre enfermedad de la persona que consulta. Me explico con un ejemplo: La alergia será diagnosticada en cuanto a tal, se indagará en todas sus manifestaciones, evaluándose al detalle las características en el paciente, en su forma de reaccionar, en sus síntomas peculiares y en las características de la respuesta mental y general del propio paciente. Así pues, podemos encontrarnos con un paciente nervioso, que se altera con facilidad, que responde con habones en la piel y sin embargo apenas tiene afección en otros órganos. Otro paciente afectado por la misma causa sin embargo es tranquilo, tiene conjuntivitis y no deja de frotarse los ojos, además por la noche al acostarse tiene una respiración muy afectada, que se alivia al sentarse en la cama, pero no tiene alteración alguna en la piel. El tercer paciente del ejemplo tiene estornudos y picor exagerado en la orofaringe, sin más manifestaciones de hiperergia. Del estudio detallado de los tres casos del ejemplo, el alergólogo decide que la causa es un ácaro (el mismo en todos los casos), previo estudio de Ig E específicas y test epicutáneos. Para el Médico Homeópata, son tres pacientes y por tanto tres enfermedades bien diferenciadas, cada una tendrá su tratamiento que jamás será sintomático, será un tratamiento específico a cada paciente con su particular modo de enfermar, y se resolverá en cada caso con un sólo remedio (unicismo).
El concepto es muy simple, incluso puede resultar original, no se puede imaginar la enfermedad separada del enfermo.

HOMEOPATIA UNICISTA


La Homeopatía nace con el Dr. Samuel Cristian Federico Hahnemann (1755-1843) el era un médico Alemán quién deja la medicina tradicional decepcionado y desalentado por la terapéutica de aquella época.
La palabra Homeopatía deriva del griego homoios (semejante) y pathos (enfermedad), se caracteriza por utilizar un remedio único de ahí la palabra Unicista, a diferencia de Alopatía que deriva del griego allos (otros) y pathos (enfermedad), que se caracteriza por utilizar medicamentos opuestos a los síntomas del paciente por ejemplo un antitérmico para la fiebre o un antiespasmódico para los espasmos.
La Homeopatía busca un medicamento idéntico al que llama similimun y a partir de esto es que el Dr. Hahnemann enuncia la Ley de Similitud o de lo Semejantes: Similia Similibus Curentur es decir que "Los semejantes serán curados con los Semejantes".
El concepto de enfermo es muy diferente, parte de la base primaria que es la individualización, considerando que todos somos seres diferentes, únicos, y tomando a cada ser en su totalidad no como un órgano separado, nosotros no somos solo un estómago o un hígado, somos un todo.
El individuo se enferma como la consecuencia del desequilibrio de la Energía Vital y el trabajo que tiene el médico homeópata es el de restablecer este desequilibrio, para estar sano.
Cada paciente es distinto y a pesar de tener dos personas la misma enfermedad por ejemplo dolor de cabeza, cada uno va a tener ciertos síntomas que parten de su profundidad y que lo van a caracterizar.
En Homeopatía no hay limitaciones para curar, salvo una fractura o cosas accidentales y es fundamentalmente una medicina preventiva.
¿Cómo es una consulta?
En general consultan pacientes que están cansados de concurrir a distintos consultorios sin encontrar el resultado esperado para su actual dolencia, o aquellos que conocen esta maravillosa terapéutica.
La consulta es totalmente integral, su duración la primera vez es de una hora y media aproximadamente, en donde el paciente a parte de relatar el motivo de consulta actual, deberá contarnos como ha sido su historia de vida.
Deberá decirnos como fue su infancia, como fue y es su carácter, como actúa ante distintas circunstancias, como es con los afectos, como es su sueño, como se despierta, cuales son sus deseos y aversiones alimenticias, clima, como es su relación con la gente que lo rodea tanto en su grupo familiar o en su ámbito laboral, y lo más importante que lo hace sufrir ya que de esta forma uno puede ayudarlo y comprender lo más profundo para luego curar lo superficial.
Al principio la consulta será mas una escucha y luego el médico homeópata hará preguntas sobre lo relatado por el paciente y que no han quedado claras, o sobre temas puntuales para cerrar el cuadro.
El homeópata si considera necesario puede pedir ciertos estudios complementarios y en caso de ser necesario puede hacer una interconsulta con algún especialista para completar el diagnostico.
Concluido esto, el homeópata hará un estudio profundo sobre la historia clínica e indicará un remedio único, estos provienen del reino animal, vegetal o mineral, que se pueden indicar de distintas formas como glóbulos, gotas, papel (polvo) de acuerdo a lo que se considere en cada caso particular.
El ideal más elevado del homeópata es restablecer la salud de manera rápida, suave y duradera o quitar y destruir la enfermedad por el camino más corto, más seguro y menos perjudicial.
Debo aclarar un concepto importante, los homeópatas somos médicos recibidos en la Universidad, que luego hacemos un post grado en alguna de las escuelas médicas homeopáticas reconocidas.
Quiero destacar que es una terapéutica maravillosa, trata que el paciente alcance un estado de plenitud a todo nivel no solo físico sino que también en lo espiritual y como decía el Dr. Hahnemann que pueda el paciente "alcanzar los más altos fines de su existencia" y este es el norte de nuestro ejercicio como médicos homeópatas y la razón de la homeopatía toda.