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domingo, 11 de diciembre de 2011


                        “LOS ALIMENTOS TRANSGENICOS
Los alimentos transgénicos o alimentos alterados genéticamente ya están entre nosotros!
Mediante la ingeniería genética  se logra transferir genes  de una especie a otra, con procesos que jamás sucederían en la naturaleza. Mediante ésta nueva técnica los científicos han logrado introducir en el código genético de plantas y animales genes que pertenecen a otros organismos, como bacterias, virus, insectos, animales e incluso del mismo hombre.
Ello significa  que mediante elaboradas técnicas los genes son transferidos de un organismo viviente a otro. Ejemplo: genes de un pez  a tomates o frutillas, genes humanos a una oveja o cerdo, genes de una planta a otra planta de especie distinta, genes de  bacteria, virus o microbios a vegetales o granos, etc., etc.
En este tipo de manipulación no se puede predecir los efectos a corto y largo plazo de la transferencia de genes.
Actualmente en la República Argentina, el público (nosotros), estamos consumiendo innumerables alimentos transgénicos, sin siquiera sospecharlo, ya que no está legislado la obligatoriedad del “etiquetado” de los alimentos, lo que constituye una cuestión de vital importancia ya que otorga el derecho a elegir nuestra alimentación.
Los granos y semillas genéticamente manipulados como la soja y el maíz transgénico, ocupan hoy en la Argentina, más del 70 % de las plantaciones.
Además alrededor de un 80% de los alimentos industrialmente procesados contienen estos ingredientes de origen transgénicos. Desde chocolates, turrones, hamburguesas, gaseosas, pasando por las galletas y panes contienen ingredientes de ese origen. Y pensamos que esto es solo el comienzo.
En los últimos años se ha dado un vertiginoso proceso de investigación en el tema al tiempo que se legalizaba el derecho a patentar las semillas obtenidas mediante la biotecnología en manos de un puñado de transnacionales que se hacen propietarias de las semillas y de algunos bancos de germoplasma más importantes del mundo. En la historia de la humanidad las semillas fueron un patrimonio del hombre agricultor y la humanidad, con estas nuevas patentes el monopolio de la producción a nivel mundial - es decir, todo lo necesario para nuestra alimentación, nuestra salud y nuestro bienestar - queda en manos de poderosos intereses económicos que han demostrado sobradamente  que su preocupación por el medio ambiente, por las personas (salvo en su faceta de posibles consumidores), deja mucho que desear.
De esa manera se crean los “directores” mundiales del “hambre” o la “alimentación”, de la vida o la muerte de los pueblos de la tierra.
La ingeniería genética  amenaza con la perdida de la biodiversidad biológica y cultural  que son la base del equilibrio  ecológico y de una agricultura sostenible.
La utilización de estos cultivos “insecticidas” afecta a especies polinizadoras, a insectos que se alimentan de las plagas y por lo tanto contribuyen a su control, o a poblaciones de otros insectos y de bacteria beneficiosas que juegan un importante papel en la conservación del equilibrio de los ecosistemas. En consecuencia de ésta política se tiene una contaminación de suelos y aguas, afectación de  la micro fauna del suelo y por lo tanto de su salud y productividad.
Se ha constatado que la toxina Bt. de las plantas transgénicas pueden permanecer en algunos suelos más de nueve meses conservando su actividad tóxica. El gran peligro de los biocidas reside en la imposibilidad de controlar su comportamiento y evolución, ni la de atajar su propagación si se detectan efectos nocivos.
La transferencia de las propiedades insecticidas de cultivos transgénicos a plantas silvestres con la consiguiente expansión  de variedades silvestres insecticidas puede dar lugar a verdaderos desastres ecológicos, reduciendo la diversidad biológica  del planeta y en consecuencia alterar el equilibrio del ecosistema, o desplazando variedades locales vitales  para la seguridad alimentaria de la población local y para el futuro de la humanidad.
Los genes no actúan de forma aislada, sino que dependen de todo un laberinto de procesos celulares orgánicos y ambientales todavía insuficientemente conocidos. Provocando efectos secundarios totalmente imprevistos.
La presencia de nuevas proteínas transgénicas en un organismo puede dar lugar a la alteración de vías metabólicas y procesos orgánicos, afectando de manera imprevisible el normal funcionamiento de un organismo. En ensayos realizados con cerdos  al que se incorporó el gen de la hormona de crecimiento humano  para aumentar su tamaño , los investigadores se encontraron  con  la desagradable sorpresa de que los cerdos padecían  falta de visión, artritis, úlceras digestivas y debilita miento muscular.
Uno de los graves problemas derivados de la manipulación genética son las alergias producidas por las nuevas proteínas transgénicas que de manera casi imperceptibles  inundan el mercado alimentario y que sin embargo pueden tener graves consecuencias  a nivel de salud pública.
Por ello el criterio de  “equivalente sustancial” con el que se intenta valorar  actualmente los alimentos transgénicos  no es válido, debiendo realizarse un análisis más exhaustivo  para detectar los posibles daños en los consumidores.
En muchos casos los transgenes introducidos mediante la ingeniería genética son inactivados por las plantas, a pesar  de haber sido incorporados al genoma celular con aparente éxito. Aunque se saben muy poco de como las células “apagan” o “encienden” un gen extraño, algunos investigadores han sugerido de qué se trata de mecanismos naturales de defensa. Estos mecanismos “silenciadores” se activan con mayor frecuencia en plantas sometidas a condiciones ambientales  inhabituales
(Calor, sequía, etc.), lo que dificulta una previsión del comportamiento de los cultivos transgénicos del entorno, y de su evolución en las actuales condiciones mundiales de la inestabilidad climática. En los EE.UU. donde más de 20.000 hectáreas de algodón Bt. con propiedades insecticidas se vieron afectadas  por una verdadera plaga de insectos (que se pretendía combatir), coincidiendo con una ola de calor en el verano del 96, lo que originó un comportamiento imprevisto en el algodón  de Monsanto (resistente al herbicida  Round up), ocasionando graves pérdidas.

                                  LA BIOSERVIDUMBRE”:

 Una de las aplicaciones de la biotecnología para la industria agro química es la de la esterilización de las semillas (originar plantas que mueren al nacer). Esta tecnología “terminator” asegura que el agricultor deba comprar semillas  para cada siembra y a utilizar solo determinado agro químicos si quieren que sus semillas expresen las características prometidas por el fabricante.

* El triptófano es un suplemento alimenticio y fue Genéticamente Modificado
(GM) por Showa Denko y su uso aprobado por la F.D.A de EE.UU... En los dos años siguientes 37 personas fallecieron, 1.500 quedaron incapacitadas y más de 5.000 sufrieron un síndrome asociado al triptófano.
* La hormona de crecimiento (GM) de Genentech ha demostrado ocasionar hipertensión  craneal, aumentando el riesgo de accidentes cerebrales, especialmente en niños de baja estatura.
* Variedades de soja (GM)  resistente a pesticidas produce alergias en más de un 10 % de los que la consumen y son menos nutritivas al contener menos  isoflavones.
La leche de soja (G M)  con altos niveles de estrógeno (hormona femenina) es dañina para la salud.
* Las hormonas de crecimiento (GM) para vacas súper productoras, les produce a las mismas: mastitis, vejez prematura al tiempo que reduce su capacidad reproductiva.
La pregunta es: ¿que efectos provocará la leche que producen estas vacas en los consumidores? Sus leches contienen un alto nivel de células blancas, pus y antibióticos que pueden causar cáncer de colon y senos. El 80 % de las leches que se venden en los supermercados tienen este origen y contenido.   
* Variedades de papas (GM) mostraron la capacidad de alterar el sistema inmunitario humano, los riñones, bazo, intestino y reducir la masa encefálica.
* Los alimentos (GM) aumentan la resistencia a los antibióticos por lo que será cada vez más difícil controlar las enfermedades comunes.

                       PELIGROS PARA LA BIODIVERSIDAD.

Se ha demostrado que a través de la polinización cruzada se contaminan cultivos naturales convirtiéndose en transgénicos. La contaminación genética resulta irreversible alterando el  ecosistema para siempre. Ejemplo: un tipo de calabaza  (GM) por Up John, resistente a virus, demostró alterar el ecosistema que naturalmente ocupan otras plantas. Los cultivos (GM) al ser más fuertes se diseminan como “mala hierba” y eliminan cultivos más “débiles”. Muchos cultivos orgánicos son contaminados por los cultivos  (GM) a través de la polinización a muchos kilómetros de distancia.
La tecnología “terminator” de Monsanto crea cultivos estériles para que los agricultores no puedan guardar semillas para otra cosecha y obligarlos a comprarles año tras año.
El cultivo de semillas genéticamente manipuladas es resistente a los herbicidas con que habitualmente se fumiga, pero mata a toda otra planta  que se encuentra creciendo en la zona, mata plantas silvestres, pájaros, insectos y toda la biodiversidad.
Los cultivos transgénicos pueden transformar nuestra tierra  apta para la agricultura  en un desierto biológico.
Siendo esta nueva tecnología tan impredecible en lo referente a la salud ambiental y humana, por estarse liberando organismos vivientes no controlables y recuperables, es necesario tener presente que cualquier equivocación o consecuencia indeseable nos acompañará  para siempre por haberse incorporado al flujo de la naturaleza.
Estos nuevos genes incorporados en la materia viva saltarán tarde o temprano las fronteras y afectarán otras comunidades vegetales. No se sabe cuando lo harán, quizás nos toque a nosotros o a nuestros hijos  confrontarnos con las consecuencias.
El verdadero cambio debe venir del consumidor, quien debe hacer unas SELECCIÓN ACTIVA  y consciente de los alimentos que consumirá junto a sus seres queridos.
Exigir de las autoridades el ETIQUETADO  de los alimentos transgénicos es de vital importancia.
Nuestra tierra está pagando un alto precio a los cultivos intensivos: erosión de suelo, extinción de vida silvestre, contaminación química de ríos y lagos. Lejos de revertirse esa tendencia  hoy los lineamientos biotecnológicos en manos de las multinacionales  parecería  estar dispuesta a acelerarlo.
Diga sí a los alimentos de cultivo orgánico. ¡Somos lo que comemos!

Difunda esta información y si le interesa el tema comuníquese  con su autor: Dr. JUAN CARLOS SCHURIG TERRAF, Médico Holístico. Domicilio: calle Buenos Aires 50. Tel. - Fax. (0381) 422 98 32. San Miguel de Tucumán - (C.P. 4.000) - República Argentina -

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