Más allá de vegetarianismo.
Más allá de la importancia que tiene el alimento con respecto a la salud, la economía, la ética, la religión, incluso el karma, el vegetarianismo tiene una dimensión mas elevada y espiritual que puede ayudarnos a desarrollar nuestro amor por la naturales nuestra madre y por Dios nuestro padre bienqueriente.
El ser humano está hecho para alcanzar el conocimiento del Yo, y, por éste motivo no debe de comer nada que no sea primero ofrecido al Señor. El Señor acepta de su devoto todo tipo de preparaciones provenientes de la naturaleza libre de dolor.
Este alimento ofrecido y aceptado por El Señor mitiga cualquier sufrimiento resultante de la lucha por la existencia.
El alimento ofrecido de ésta manera, se llama en Sánscrito (la lengua de la humanidad) Krishna - prasada o “la misericordia de Dios”, que nos procura no solo una vida sana proveniente del vegetarianismo, sino un alimento espiritual, ya que cuando Dios acepta una ofrenda, infunde su propia naturaleza divina en ella. Por eso el Krishna - prasada no es distinto de Dios mismo; dada Su infinita compasión hacia las atrapadas en el mundo material, Dios viene en la forma de prasada para que, simplemente comiendo, podamos llegar a conocerle.
Y es gracias a que Dios nos libera de las reacciones del karma o de las actividades materiales, por lo que, fácilmente, podremos trascender la ilusión y podremos servirle con devoción. El que actúa libre de karma puede ajustar su conciencia a la de Dios y ser constantemente consciente de la presencia personal del Señor. Este es el verdadero beneficio del prasada. ¿Qué valor tiene estar sano si no se recuerda a Dios? Mejor estar enfermo y acordarse de Dios.
Aunque, por supuesto, lo mejor es estar sano recordando a Dios.
El que come prasada está, de hecho, rindiendo un servicio devocional al Señor y es seguro que recibirá Su bendición.
Comer alimento ofrecido a Dios, y ninguna otra cosa, es la máxima perfección de una dieta vegetariana. Después de todo también son vegetarianos las palomas y los burros; hacerse vegetariano no es pues, por sí solo, el mejor de los logros. Los vedas nos informan de que la meta de la vida humana es restablecer la relación del alma con Dios, y sólo cuando demos el paso desde el vegetarianismo al prasada podremos ayudarnos, con nuestra comida, a alcanzar esa meta.
Querido paciente: el ser humano suele ser poco agradecido en esta tierra. Llega a ella y tiene de todo para sus necesidades y disfrutes: plantas que le ofrecen protección, alegría de colores y aromas, ricos y nutritivos alimentos y medicinas; ríos, mares, etc. Y la mayoría de las veces se responde a sí mismo: “todo esto ya estaba aquí, por lo que yo no tengo que agradecer nada a nadie!, yo tengo mis llaves, mi billetera”, con lo que estoy: seguro; y, algunos se colocan una pistola en la cintura. Con estos pensamientos solo hacen un mundo más y más inseguros para ellos y las demás personas y seres de este planeta.
Esto nos debe inducir a ser muy agradecido con todo y todos: la misericordia de la naturaleza, de nuestros padre, etc. Por ello quiero destacar que Ofrecer es Agradecer y de esto deducimos que el alimento ofrecido a Dios quien está detrás de todo lo que percibimos con estos sentidos limitados es una forma de comer superior : prasada .
Ofrecer los alimentos que están en nuestra mesa de una forma agradecida y sincera le ayudaré a mejorar su salud física, mental y espiritual.
Por ello le ofrezco una forma personal que Ud. podrá adaptar si lo desea así.
* ¡Mi querido Señor, yo preparé esta comida para ti! Tú eres el Maestro de todos, Tú eres el dueño de todo y también el dueño de mí. Yo humildemente te ofrezco estos ingredientes que Tu me has regalado y yo he preparado con el condimento de mi amor, para que Tu puedas tener esta ofrenda mía, y para que yo pueda tomar los remanentes que tu me has dejado, para que yo siempre pueda ocupar este cuerpo una y otra vez en Tu servicio amoroso.
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